“Estamos aprendiendo a indignarnos bien”

“Estamos aprendiendo a indignarnos bien”
9 noviembre, 2016 por Redacción La tinta

El viernes 4 de noviembre se desarrolló en el Centro Cultural España Córdoba el Festival Llamalo como quieras, coordinado por Clara Presman y Milagros Cabral Montejano, de Colectiva Diversidad. En este marco, y de cara a la 8va Marcha del Orgullo, se realizó una obra de teatro/taller destinada a deconstruir la mirada de género con niños, niñas y niñes.

El sábado temprano comenzó una jornada de trabajo en un nuevo salón comunitario en barrio Maldonado. Las más pequeñas, con los ojos hinchados de sueño, fueron llegando a lo largo de la mañana. Emiliano tenía, de pronto, el pelo pintado de rojo. Martín, de verde. Nahyara mostraba orgullosa los rastros de brillo en el cachete. Celeste contó sobre unos astronautas que viajaron y se encontraron con una “martiniana”.

15033955_1100536370015918_1427549757_oEs que el viernes a la tarde estuvieron en el Centro Cultural España Córdoba siendo parte de un encuentro-taller que abordó la temática de diversidad sexual y de género, y la represión actual. Hablamos con Julia Libertad Dominguez y Ludmila Lescano, organizadoras de este espacio que, dentro de la grilla del Llamalo como quieras, buscó problematizar con los más chicos, y a través del arte, el lugar que ocupan las personas pertenecientes a la comunidad LGBTTTQIP y disidentes sexuales.

A las 17:30 las niñas esperaban ansiosas el comienzo de “Hay que ir a Marte”, una producción del grupo teatral Las 4 de Córdoba, llevada a cabo por Sara Lozada y Cecilia Quinteros. La obra, basada en un cuento de Umberto Eco, invita a pensar el respeto a la diferencia, a partir de una analogía con un encuentro inter-espacial.

Libertad nos explicó que a partir de los recursos teatrales, se propusieron deconstruir el concepto de diversidad en su sentido transversal, hablando de respeto, amor y derechos. A partir de las nociones y representaciones que los niños tienen, trabajaron también represión, desde la noticia del besazo. “Y los planteos de los niños son absolutamente respetuosos, ponen de manifiesto la intolerancia de la policía y lo ridículo que es enojarse y reprimir como ocurrió”. Domínguez explicó que la importancia de estos espacios radica en que invitan a pensar en un momento de mucha hostilidad, y que de alguna manera “estamos aprendiendo a indignarnos bien”.

15045336_1100535623349326_1165888317_oLa apuesta de estas mujeres fue trabajar en interdisciplina a través del arte, “habilitando espacios para pensar y transformar una realidad que atropella a un grupo de personas con excusas injustificables”, enfatizaron.

El arte siempre aporta desde sus lenguajes, códigos que habilitan otras posibilidades, y es siempre importante para la salud mental comunitaria.

“El arte siempre aporta desde sus lenguajes, códigos que habilitan otras posibilidades, y es siempre importante para la salud mental comunitaria”. Desde este tipo de propuestas, las organizadoras intentaron generar preguntas, en dinámicas horizontales, pensando en las construcciones colectivas que aprendemos: “cada una se hace preguntas que verá luego cómo ubicarlas en sus realidades”.

Es momento que dejemos de hablar de tolerancia y empecemos a hablar de respeto.

Libertad y Ludmila explicaron que el proyecto es más amplio, y no sólo se trata de problematizar el “deber ser”: “es momento que dejemos de hablar de tolerancia y empecemos a hablar de respeto”. La urgencia radica, enfatizó Domínguez, en que no se trata de fobia o miedo, como se suele decir, sino de un “ejercicio de la violencia que tiene que ver con una postura activa de odio”.

Palabras claves: Géneros, LGBT, Marcha del orgullo y la diversidad

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