El cuento de la inflación

El cuento de la inflación
15 noviembre, 2016 por Redacción La tinta

Lejos de haberse solucionado o ser un tema menor, la inflación continúa asediando el bolsillo de los trabajadores. Los malabares y los engaños del Gobierno Nacional para restar importancia a un problema que preocupa a las clases populares. Opinión de Pablo Díaz, del colectivo Copence.

A fines de agosto pasado, el ministro de Hacienda de la Nación Alfonso Prat-Gay aseguró que la inflación ya no era un problema. En medio de un contexto de discusión de reapertura de paritarias, el funcionario macrista disparó la engañosa frase de “el salario se está recuperando” para bajar la vara de los sindicatos. Primer engaño, como si disminución en la tasa de inflación (o ritmo de crecimiento de los precios) fuera sinónimo de caída de los precios.

Ahora bien, si la inflación dejara de ser “un tema” porque la preocupación central pasó a ser otro problema de menor envergadura, eso sería un éxito del gobierno. Pero si sucede a costa de generar problemas en las condiciones de empleo, entonces quiere decir que el gobierno canjeó un tema preocupante por otro peor. Ya que hay una diferencia abismal entre preocuparse por si el salario alcanza o no, y preocuparse porque directamente no hay salario, no hay seguridad en la consecución de un ingreso periódico.

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Malabares con los números

Con una inflación mensual de 2,4% para el IPC del INDEC, parece que no sólo hay que preocuparse por el empleo, sino que tampoco la inflación ha dejado de ser sólo “un tema”, cualquiera sea el indicador que se tome, ya que la creatividad de los funcionarios en economía es directamente proporcional a la escasez de imperiosas buenas noticias.

En primera instancia, el Ejecutivo nacional habló sobre la inflación núcleo, que saca del análisis los precios regulados y estacionales para decir de qué precios se va a hacer cargo la administración en el gobierno (como si los precios regulados y los estacionales no fuesen importantes en la vida cotidiana de la clase trabajadora).

Luego, como tampoco les convino hablar de la inflación núcleo ya que ésta no cedió en los últimos meses -1,7% en agosto; 1,5% en septiembre; 1,8% en octubre-, en el comunicado del Ministerio de Hacienda se armó un índice mensual sin el incremento del gas (ver).

Incluso así, el último indicador supera la meta mensual del BCRA fijada en 1,5%, por lo que se comenzó a hablar de una inflación promedio mensual de lo que va del segundo semestre (julio a octubre) para lograr comunicar la mentada cifra de 1,4%. Todo esto para no decir claramente que la inflación continúa deteriorando el salario.

En vistas de lo que puede suceder en los próximos meses para explicar el fenómeno inflacionario, no podemos dejar de prestar atención al proceso de puja distributiva. Para las personas y los colectivos que ocupan movimientos de la economía popular y no están representados por canales institucionales formales, definidos, no queda otra que la movilización pública y el fortalecimiento de los distintos canales de visibilización y estrategias de concreción de las demandas propias. La anemia de representatividad, más que buscarla en la clase política dirigente, nos llama al fortalecimiento de los espacios colectivos de la economía popular. Pero además, y sobre todo, al trabajo perseverante por la construcción de reales alternativas, pequeñas pero concretas, que rompan con la lógica capitalista de exclusión y descarte.

* Por Pablo Díaz, del colectivo Copence, para La tinta.

Palabras claves: Alfonso Prat Gay, Inflación, Precios

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