No hay peor ciego, que el que mata un revolucionario

No hay peor ciego, que el que mata un revolucionario
11 octubre, 2016 por Redacción La tinta

El capitalismo le pone todos los días precio a tu vida
En el mundo capitalista la poesía no cotiza
Por eso amigos poetas
Seamos malos o buenos poetas
Dejar la vida en la poesía aún escribiendo sonetos
Es un acto revolucionario
No se si ustedes sabían seguro que sí que la cabeza del Che
Tenía precio la cabeza del Che como una tapita de coca cola
Tenía premio
Después de asesinar al Che Guevara
Mario Terán recibió 20 mil dólares de la cia
Por qué 20 mil y no un millón nunca lo sabremos
Después sabríamos que el premio que recibió Terán
Sería moneda corriente
Tras el espíritu revolucionario de cualquier hombre o mujer
Mario Terán fue protegido durante varios años en Estados Unidos
Luego anónimo regresó a Bolivia y vive en Santa Cruz de la Sierra
Vive como un hombre común y casi nadie sabe
Que él asesinó al más grande sueño de libertad
Sobre la tierra
Dicen que tiene una pescadería que le gusta pescar
Que las pesadillas muy seguido no le dejan
Conciliar el sueño
Y que cuando se emborracha
Delira remordimientos
El capitalismo es el mayor fabricante de ciegos
De toda la historia de la humanidad
Para dominar el mundo el capitalismo
Necesitó y necesita de millones
De hombres y mujeres ciegos
Mario Terán el asesino del Che que siempre había sido ciego
Se enfermó de los ojos se enfermó de mirar
Y ya se sabe
No hay peor ciego que el que ni siquiera puede disponer
De sus ojos
El Terán ciego se estaba quedando también ciego de sus ojos
Un amigo le habló han llegado
Unos médicos cubanos que sanan los ojos enfermos
Aún de los asesinos
Sin cobrar un peso
Y ahí fue el anónimo Terán a entregar sus ojos a los sanadores de la revolución
Y sin preguntarle nada los sanadores de la revolución
Le devolvieron la mirada
Terán vive ahora mirando bien todo lo que mira a su vida llena de remordimientos
A los pescaditos que pesca con su caña
Mira el maravilloso mundo
Gracias a la revolución.

*Por Omar Hefling

Palabras claves: Cuba, Ernesto Che Guevara

Compartir: