Mano de piedra

Mano de piedra
20 octubre, 2016 por Redacción La tinta

Roberto Durán es para algunos el mejor exponente boxístico de la historia latinoamericana. Sin bien esa discusión se la dejamos a los especialistas, nada nos impide saciar nuestra curiosidad por el mito que lo rodea. Su vida tiene los ingredientes necesarios para una película: una infancia de trabajo, campeonatos del mundo, celebraciones con Fidel Castro, revanchas y un abandono que todavía es una incógnita para los amantes del box.

Nació el 16 de junio de 1951 en el Chorrillo, un barrio pobre de la ciudad de Panamá . Cuando tenía apenas un año y medio, su padre, de origen mexicano, abandonó la familia. A los 13 tuvo que dejar el colegio y salió a trabajar de lo que se podía: pintor, mozo, limpiabotas, canillita, etc.

Luego de una fugaz carrera como amateur, hace su primera aparición profesional en febrero de 1968, venciendo en cuatro rounds a Carlos Mendoza en categoría súper gallo. Con un arranque arrasador consigue 31 victorias consecutivas.

Su primer título fue en la categoría peso ligero de la AMB y lo consiguió venciendo al británico Ken Buchman por knock out técnico en el round 13. A este título lo retendría más tarde en 11 ocasiones. Pero su fama estalló definitivamente muchos años más tarde.

El 20 de Junio de 1980 enfrentaría a Sugar Ray Leonard en lo que fue hasta hoy una de las peleas más famosas de la historia de este deporte. Sugar no era sólo un rival, era uno de los mejores boxeadores del momento y sobre todo… era yankee.

Las relaciones entre ambos países no eran las mejores. Menos después de lo que se conoce como “El día de los mártires”. En aquella jornada del 9 de enero de 1964 un grupo de estudiantes intentó plantar una bandera en inmediaciones del canal de Panamá, cuyo control estaba en manos de Estados Unidos. Los norteamericanos no permitieron el atrevimiento y en medio del tumulto la insignia del país centroamericano quedó destrozada, lo que generó la ira de un grupo de manifestantes.

Los vecinos del lugar empezaron a ingresar a la zona controlada por Estados Unidos y la policía comenzó a lanzar gases lacrimógenos que decantaron en un enfrentamiento. Fueron 22 los civiles muertos y más de 300 heridos como saldo de aquella tarde.

A pesar de que en 1977 se firmó el tratado a través del cual Estados Unidos se comprometía a dejar el canal en el año 2000, no eran bien vistos “los gringos” en la tierra de Durán y la bronca alimentaba el nacionalismo en cualquier compulsa.

Leonard era la estrella y fue quien en la previa manejó las negociaciones. Pero una vez arriba del ring, Durán fue el claro dominador del duelo. En una decisión unánime fue elegido ganador y se alzó con el título del Consejo Mundial de Boxeo en la categoría welter.

Panamá se vistió de fiesta. La victoria fue algo así como el mítico partido entre Argentina e Inglaterra de 1986. El Maradona panameño se llamaba Durán. La celebración popular desbordó en forma de un revanchismos deportivos encausado por un hecho histórico y político.

Tal fue la magnitud de la victoria, que el general Omar Torrijos, quien había sido Jefe de Gobierno hasta 1978, envió un avión a buscar al campeón a Canadá y así llevarlo directo y sin escalas a festejar con Fidel Castro.

¡La revancha cuanto antes!

Después de semejante triunfo, el campeón se dejó llevar por la algarabía, frecuentando la noche y todo lo que la rodea. Subió 20 kilos y quedó fuera de estado.

Sugar y su representante le hicieron una oferta que no pudo rechazar: 8 millones de dólares, un número que el panameño nunca había imaginado. Eso sí, había que adelantar la pelea a noviembre, tan solo cinco meses después del primer enfrentamiento.

La pelea fue pareja hasta el séptimo round, donde el pésimo estado físico del panameño quedó en evidencia ante la atlética movilidad del estadounidense. Con algunas burlas y amagues Durán decidió no pelear más en el 8º round ante la inobjetable diferencia que había entre ambos.

Bajo el título “Hands of stone” se estrenará el próximo 3 de noviembre una película que busca recorrer la vida del mito panameño. Después de aquella revancha, la carrera de Durán nunca volvió a despegar. Escudado con la frase que siempre repetía como un mantra – «Viejo es el viento y aún sigue soplando» – aguantó su retiro hasta los 50, acumulando 120 peleas (103 victorias y 16 derrotas) y una leyenda a cuestas.

En permanente cambio, como su vida, que no paró de dar vueltas, que pasó de la pobreza a la riqueza, de la gloria a la decadencia, hoy se muestra en festivales de cine con su film junto a Robert De Niro y hasta con Leonard, su némesis. El mismo al que le juró nunca llegar a ser su amigo y de quien supo decir: “Tengo miedo… tengo miedo de matarlo”.

Palabras claves: Boxeo, Mano de Piedra, Roberto Durán

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