¿Cómo nombramos la muerte?

¿Cómo nombramos la muerte?
22 septiembre, 2016 por Redacción La tinta

En Córdoba, solo en 2016, se cuentan 15 mujeres asesinadas, de entre 20 y 50 años. Es una estadística preocupante, que además no disminuye. Son 15 los feminicidios en la provincia ¿Por qué hablar de femicidio? ¿feminicidio? ¿violencia de género?

Las mujeres sufrimos diferentes formas de violencia. Nos atacan. En el ámbito laboral, en la calle, en instituciones escolares. También en las casas. A veces ese espacio -peligrosamente denominado- íntimo, significa los mayores riesgos y hasta la muerte.

¿Cómo nombrar las muertes de las mujeres? La antropóloga Rita Segato, sostiene que “los crímenes del patriarcado o feminicidios son, claramente, crímenes de poder, es decir, crímenes cuya doble función es, en este modelo, simultáneamente, la retención o manutención, y la reproducción del poder”.

En algunas ocasiones tomar el poder por el mango, implica dominar el cuerpo y/o la vida de las mujeres de otras maneras. Es decir, la violencia en contra de las mujeres puede afectarlas física, psicológica o simbólicamente. Dicho así, parecen palabras trilladas. Vamos a ver.

femicidios-mujeresLos casos

En julio pasado el fiscal Marcelo Hidalgo acusó a Edgard y Jony Farías de ser los presuntos autores intelectuales del homicidio de Néstor Vega. A su vez, imputó a Jairo Quintela y Guillermo Porta como presuntos sicarios contratados para ejecutar el crimen. Veníamos hablando de violencia hacia las mujeres, de feminicidios, ¿qué pasa entonces acá?

El fiscal basó su acusación en el inciso 12 del artículo 80 del Código Penal, vinculándolo con el inciso 1°: «La violencia de género también es causar sufrimiento a la ex pareja. Por ejemplo, cuando un hombre mata a un hijo para hacer sufrir a su ex». Edgard Farías y Giselle Lebrón fueron pareja por 12 años, tuvieron un hijo y se divorciaron. Edgard no soportó que Giselle formara pareja con Néstor. Decidió matar a la pareja actual de su Giselle, modificar violentamente el proyecto de vida de ella, ejercer su poder.

El 19 de agosto pasado, Ramiro Córdoba, de 23 años de edad, fue absuelto del crimen de parricidio. En marzo de 2014, Córdoba le disparó a Jorge Ahumada, su padre, después que este quisiera atacarlo con arma blanca, a él y a otros integrantes de la familia. El jurado popular y los magistrados de la Cámara 9º del Crimen, entendieron que Córdoba actuó en su defensa y la del resto de los integrantes de la familia. «No soy el culpable de su muerte. Soy una víctima más de toda la violencia de género. Hay chicos que están sufriendo lo mismo que he sufrido yo y espero que tengan una oportunidad», expresó Ramiro al salir del tribunal. Ahumada pretendía ejercer violencia no sólo sobre la madre de sus hijos, también de la familia. La reacción del joven fue entendida como una manera de desactivar esa opresión sistemática.

Victoria Aguirre es una joven de Oberá, que está bajo prisión preventiva desde hace más de un año y medio en el Correccional de Mujeres de Villa Lanús. Acusada de haber asesinado a Selene, su bebé de dos años y medio, a quien siempre cuidó con cariño y responsabilidad, y le proveyó atención médica y medicamentos necesarios ya que tenía retraso madurativo y convulsiones. En enero del 2015 Victoria comenzó una convivencia con Rolando Lovera; marcada por amenazas, secuestros, torturas y golpes. La violencia física era ejercida sobre todo contra la beba, a fin de someter a Victoria. En menos de treinta días, esta situación terminó con la muerte de la pequeña a manos de Lovera; pero fue Victoria la encarcelada y acusada. El abogado de Victoria y organizaciones sociales reclaman la absolución de Victoria, así como el cambio de carátula de la causa. Se exige que Lovera sea juzgado bajo la acusación de «femicidio vinculado» en vez de “homicidio simple” como está actualmente, figura que da cuenta de la condición de víctimas de violencia de género de Victoria y la pequeña Selene.

femicidiosMás que una palabra

Dice Rita Segato, que al hablar de crímenes en contra de las mujeres, y al pensar qué motiva los feminicidios, identifica un impulso de odio “como consecuencia de la infracción femenina a las dos leyes del patriarcado: la norma del control o posesión sobre el cuerpo femenino y la norma de la superioridad masculina”.

La forma en la que se nombran las muertes, es un ejercicio necesario, una invitación a reflexionar cómo ocurren los crímenes y cómo se tejen las redes de violencia que sufren las mujeres. Es intentar destejer las tramas de los hilos que se van cruzando y que significan opresión para las mujeres y perpetuación del poder masculino.

Estos casos son tal vez más complejos para pensarlos en clave de tramas de violencia patriarcal, pero como sociedad es una deuda reflexionar cómo se construyen esos hilos para poder deconstruirlos. Para vivir en sociedades menos violentas. Porque vivas nos queremos.

Fuentes: Cba24n, RedEco y La Nación. Foto: Colectivo Manifiesto.

 

 

Palabras claves: femicidios, Patriarcado, violencia

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