Abrir los ojos: cannabis medicinal

Abrir los ojos: cannabis medicinal
14 septiembre, 2016 por Redacción La tinta

Este año se inauguró en Córdoba la primera Clínica Cannábica de la ciudad, un centro de salud que promueve el uso del aceite de cannabis para acompañar la terapia de numerosas enfermedades.

El espacio es dirigido por el oftalmólogo Dr. Carlos Laje quien se acercó a esta alternativa por una experiencia personal y decidió continuar investigando las propiedades y usos de la marihuana medicinal.

Parkinson, Alzheimer, asma, depresión, ansiedad, glaucoma, esclerosis múltiple y tumoral, dolores musculares y epilepsias refractarias son algunas de las decenas de enfermedades que pueden tratarse -con diferentes alcances- con cannabis medicinal.

Laje planea comenzar a trabajar la cuestión no sólo desde la medicina, sino también judicialmente, para tratar de que los Tribunales adopten resoluciones que permitan trabajar con mayor tranquilidad a médicos y a pacientes.

En diálogo con Medio Negro, el Dr. Laje y Brenda Chignoli contaron de qué se trata la Fundación La Mirada y la Clínica de Cannabis Córdoba.

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La fundación tiene dos grandes áreas en las cuales trabaja desde la investigación, asistencia, prevención y rehabilitación de la salud. Una de estas áreas abarca todo lo que tiene que ver con la oftalmología y con la problemática de la patología de los ojos. En tanto que otra área de investigación que se viene desarrollando desde hace cinco años a través de la Clínica de Cannabis Córdoba es el área de investigación del canabbis medicinal como terapia paliativa, alternativa o principal ante diversas patologías.

«Esto nace en el año 2010 cuando descubrimos que mi hija, María Magdalena, tenía glaucoma congénito. Yo soy médico oftalmólogo y pertenezco a la cuarta generación en mi familia. Hace más de 150 años que existe la oftalmología con nuestro apellido en Córdoba. Fue difícil este proceso luego de tantos años de decirles a los pacientes que el glaucoma no tenía cura. Cuando el glaucoma le tocó a mi hija fue más difícil aún aceptar la respuesta o la pregunta respecto de la cura del glaucoma. Gracias a mi ex suegro y gracias a mi padre tuve la oportunidad de viajar por el mundo, por diferentes centros oftalmológicos. En Barcelona conocí a un médico que me sorprendió porque me recomendó utilizar cannabis. Para mi fue toda una novedad. Yo era una persona familiarizada con el prejuicio común, vinculaba la marihuana con aspectos solamente recreativos, o totalmente distorsionados. A partir de ese momento empezamos a investigar por todo el mundo. Me di cuenta que el cannabis medicinal iba mucho más allá de obtener una posible cura para mi hija en la disminución de la presión o el aumento del filtrado del líquido del humor acuoso – que es lo que lubrica el ojo -, me di cuenta, a mis 45 años, que estamos ante una revolución biológica que va a tener un gran impacto en la salud pública», contó el especialista.

La Fundación La Mirada y la Clínica Cannábica Córdoba funcionan hoy en la ex Clínica Vélez Sarsfield (Av. Naciones Unidas 984), donde un equipo de trabajo compuesto por profesionales brinda un abordaje integral sobre la salud.

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«Acá estamos intentando llevar adelante un sueño, el sueño de una clínica cannábica con un equipo de trabajo compuesto por profesionales con un abordaje integral sobre la salud, un abordaje que no tiene que ver solamente con la farmacopea, sino con una planta medicinal», expresó Brenda Chignoli, responsable de la fundación.

«Esto es producto de un proceso que se llevó adelante aquí, en Argentina. Estuvimos muy solos durante muchísimos años, tanto los cannabicultores como los usuarios medicinales. Antes nos nucleábamos en organizaciones cannábicas y hubo un quiebre por lo que pasó con Charlotte en Estados Unidos[1], con Josefina en nuestro país [2], un caso que salió en todos los medios. El cannabis la ayudó a evitar sufrir sucesivas crisis convulsivas, reduciendo la frecuencia a una cada treinta días. Si bien las organizaciones cannábicas han tenido mucha más afluencia de personas, actualmente hay una tendencia a organizarse por patologías», precisó Chignoli.

«Yo tengo el derecho a mi salud, y como madre, mis hijos también tienen el mismo derecho que he defendido y voy a seguir defendiendo más allá de la policía y demás actores».
La especialista indicó que le sorprende la cantidad de afluencia de papás y mamás con niños en silla de ruedas o con diferentes circunstancias de salud que se acercan desde distintas provincias a escuchar sobre esta alternativa.

«Esta planta les devuelve el derecho a la esperanza a muchos padres. Como a mí, que he sido madre de chicos que comenzaron desde chicos a usar el cannabis para tratar enfermedades con diagnósticos incurables e incapacitantes. Mi hijo más pequeño tiene 19 años y desde niño tiene la enfermedad de Crohn. Hoy es bailarín, cuando por diagnóstico era imposible pensarlo. Mi otro hijo fue tratado con cannabis por migrañas crónicas de larga duración. Hoy, con 21 años, está en la universidad, estudia abogacía, trabaja como maestro particular con un grupo de la universidad en villas y entrena», contó a Medio Negro.

En cuanto a eso, ¿cuáles son los obstáculos y necesidades que ustedes encuentran en el desarrollo de estos procesos como en este caso la clínica, como usuarios medicinales o en otros avances en el campo?

Nuestra principal necesidad como usuarios medicinales es un laboratorio montado. No a todos nos está haciendo efecto el “Charlotte” medicamento [3] que se trae de Estados Unidos. Sí sirve, por ejemplo, para algunos casos de epilepsia, tiene bajas trazas de THC y un poco de CBD pero no para todos los casos es útil. Entonces, si solo importamos Charlotte seguimos quedando afuera, estaríamos dejando fuera, por ejemplo, a otros niños con epilepsia a los que el Charlotte no les hace efecto.

Estamos en condiciones y necesitamos en Argentina tener nuestro propio laboratorio, producir nuestras propias genéticas y semillas. También nos parece importante articular el trabajo con la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Sería interesantísimo porque los usuarios medicinales somos el testimonio que la ciencia necesita. Articular la experiencia empírica con la científica nos enriquecería a todos. Otra necesidad que tenemos es adquirir uno para la UNC, y así poder medir verdaderamente las trazas de CBD y THC. Esto nos daría una medicina más puntual para cada uno de nosotros. A nivel mundial hay mucha investigación y no así a nivel local, y eso también es necesario, la difusión científica.

¿Qué consecuencias jurídicas puede traer la implementación de su trabajo en este contexto?

Nosotros estamos atendiendo una clínica y corriendo soberanos riesgos, pero yo siempre repito, será ilegal pero no ilegítimo. Yo tengo el derecho a mi salud, y como madre, mis hijos también tienen el mismo derecho que he defendido y voy a seguir defendiendo más allá de la policía y demás actores. Cuando la policía nos allana a muchos de nosotros, a los cannabicultores o los cultivadores, como decíamos antes, generalmente acusan mucho menos de la que nos sacan. Es común que nos entren a allanar cuando tenemos las plantas en flor y no tenemos adónde ir a quejarnos.

Cuando nos sacan las plantas, lo que nos están llevando no es un negocio – que en los hechos y con el prohibicionismo está en manos del narcotráfico-, sino que nos quitan medicina. En general, y luego de muchos años de lucha, no quedamos detenidos ni nos pintan los dedos.

[1] Charlotte Figi comenzó un tratamiento a base de aceite de cannabis. Charlotte, a los 5 años, padecía del nivel más avanzando del síndrome de Dravet, una enfermedad que le generaba cerca de 50 convulsiones diarias.La pequeña ya había sufrido varios paros cardíacos que la tuvieron al borde de la muerte y le deterioraban sus funciones motoras. Gracias al aceite de cannabis, Charlotte detuvo sus convulsiones. La particularidad de este aceite es que proviene de una cepa rica en CBD, un componente que permite regular los ataques de epilepsia sin efectos secundarios.
[2] El 17 de octubre de 2015, María Laura Alasi y Fernando Vilumbrales de Villa Gesell, Argetina, consiguieron autorización de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para importar el aceite de cannabis Charlotte’s WebTM que necesitaban para tratar la encefalopatía epiléptica (Síndrome de West) que padece Josefina, su hija de 3 años de edad
[3] Charlotte’s Web es la cepa de cannabis que se prepara especialmente
[4]Estados Unidos.

Palabras claves: cannabis, Carlos Laje, Clínica Cannábica Córdoba, marihuana, uso medicinal

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