Yamila: el nombre de otra condena por aborto espontáneo
Yamila tenía 19 años cuando sufrió un parto espontáneo en su vivienda de Rosario en 2012. La justicia la condenó ahora a nueve años de prisión. La historia detrás de este nuevo atropello a los derechos de las mujeres: violencia, miedo y prisión.
La abogada María Noel Severo atiende el teléfono en medio de una pausa en la jornada donde junto a sus colegas Ingrid Plessen y Juliana Tagliatti trabajan en la apelación. “Nos pusimos la camiseta defendiéndola a capa y espada”, dice con voz firme ,un día después de que la jueza Marisol Usandizaga haya condenado a la joven de 23 años a nueve años de prisión.
El plazo para apelar es de diez días hábiles y decidieron avocarse enteramente a la defensa. Severo dice que Yamila está asimilando todo lo que le está pasando y pidió no hablar por el momento. Sus abogadas respetan y acompañan la decisión y siguen trabajando en la defensa.
La historia duele
En marzo del 2012 Yamila tenía 19 años y una hija de 14 meses. Se había separado de su pareja –la defensa alegaron que hubo situaciones de violencia- y regresó a vivir con sus padres tres meses atrás. No había compartido con nadie que estaba embarazada.
El 10 de marzo de 2012, en plena madrugada, se descompuso, tuvo una hemorragia muy intensa, fue al baño, vomitó varias veces y tuvo un parto espontáneo. Luego sus padres la llevaron al sanatorio, donde les dijo lo que había ocurrido. El bebé fue hallado sin vida y ella está acusada por abandono de persona seguido de muerte.
Después de esa madrugada Yamila quedó detenida en la Comisaria 16. Se la acusó de homicidio agravado por el vínculo, pero en marzo de 2013 –después de nueve meses de detención- el juez Javier Beltramone consideró que no había delito. Algo cambió un año después cuando la Sala III de la Cámara de Apelaciones en lo Penal pidió que se profundice la investigación.
En mayo de 2015 la jueza de Instrucción 8ª, Delia Paleari, consideró que Yamila cometió un delito “de comisión por omisión”, y ordenó la prisión domiciliaria. Desde el 1 de octubre quedó detenida en su casa. Quien era su abogada en ese momento apeló ,pero no fundó la apelación. Cuando sus actuales abogadas asumieron su defensa, una de las profesionales, Juliana Tagliatti, insistió en la necesidad de discutir sobre “la defensa ineficaz por parte de la anterior abogada, lo que significó que la cautelar quedara firme sin que Yamila pudiera defenderse. Ella estaba en libertad y, de un día para el otro, se enteró que debía cumplir detención domiciliaria”.
La jueza Marisol Usandizaga condenó ayer a Yamila a nueve años de prisión por “abandono de persona seguida de muerte agravada por el vínculo”.
El estereotipo
A principios del mes de agosto el Consejo Nacional de las Mujeres presentó un amicus curiae en el juzgado de Usandizaga solicitando la absolución de Yamila.
Según fragmentos publicados en la prensa, el escrito dice: “En el caso consta que la acusada tuvo un parto precipitado precario extrahospitalario, en el que no hay certeza del nacimiento con vida del feto. Tampoco resulta exigible a ella una conducta diferente a la que tomó, porque era sujeto de una emergencia obstétrica. Tomar medidas privativas de libertad y punitivas es discriminatorio e injusto. La instrucción del caso fue realizada en base a estereotipos de género, que reemplazaron la evidencia y la evaluación razonable de ésta. El parto está naturalizado como un deber y un saber esencial de las mujeres y niñas. La cultura refuerza el estereotipo de que una persona es mujer solo por tener un útero y que debe saber perfectamente qué hacer ante un parto, incluso sin atención, y que ello tenga éxito”.
Con respecto al bebé: ” La causa de la muerte que figura en la autopsia es hematoma subdural, no asfixia ni hipotermia. Acredita que la acción de la joven no contribuyó a la muerte. La fiscalía no produce pruebas, sino que infiere que Yamila pudo haber llevado al bebé al hospital, que estaba en condiciones y ése era su deber”
Sofia es referente de MuMaLá – Mujeres de la Matria Latinoamericana- en Rosario, una de las organizaciones que desde la Multisectorial de Mujeres se movilizó para acompañar a Yamila. “Creo que lo más grave es que se la juzga desde un rol de madre, de que ella como madre tendría que haber obrado de otra forma, aunque no se pudiera hacer cargo ni de ella misma, aun en estado de shock, aún en la situación traumática que implicó haber tenido este parto precipitado en el baño de su casa, con miedo.”
Fuente: La Vaca