Lula: «Recién empezamos y creen que se termina»
Tras el papelón mediático de esta semana, cuando el fiscal Deltan Dallagnol llamó a una conferencia de prensa para mostrar el delito de Lula pero dijo «no tengo pruebas, pero tengo convicciones». El ex presidente se preguntó qué estarán sintiendo todos los que creyeron en el show. «Tendrán que ver como desmontan la mentira».
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva salió a responder al «show de fuegos artificiales» que dio el fiscal Deltan Dallagnol, coordinador del Grupo de Tareas (Força Tarefa) de la Operación Lava Jato, que ayer convocó a la prensa en un hotel en Curitiba, donde prometió mostrar el delito del ex sindicalista, pero se limitaron a decir que pruebas no tenían, pero sí convicciones, de que Lula llegó al gobierno simplemente para montar un aparato de corrupción que les permitiera mantenerse en el poder.
En el inicio de su discurso, el líder popular expresó que no hablaría como un perseguido, simplemente como un ex presidente, un ciudadano, y desplegó la oratoria con que se ganó el sentir popular.
Se dirigió a los pobres de este país. Señaló a los concursos públicos como responsable de la paralización de políticas públicas por trabas de corporaciones. Dijo que quiere que empresarios y bancos ganen más en medio de un paro general de bancarios. Se mostró conmovido. En su histórico discurso, hizo un recuento de su vida, su militancia y anticipó «el problema no soy yo, el problema lo tienen con los trabajadores a los que le quieren sacar derechos, con todo ese piberío que salió a las calles. Ahí tienen jóvenes con la cabeza que yo tengo a los setenta años, pero con veinte. Ahí hay muchos Lulas, encerrándome a mí no lo resuelven».
Se nota mucho, Mister
La operación Lava Jato, comenzó en el 2014 y todavía no llega a su fin. En un país en el que por ley la política se tenía que financiar con recursos privados, toda donación de una empresa al Partido dos Trabalhadores o al Instituto Lula pasó a ser prueba de coima. Cuando el ex presidente viajaba a otros países contratado como conferencistas, lo que en realidad hacía era lobby, y así el relato mediático explica los ingresos del Instituto. Una novela mala, pero una novela. «Cómo le explican ahora a la gente que no tienen nada, que con recursos públicos se pagó un hotel para hacer la presentación del delito de Lula para que terminaran diciendo: no tenemos pruebas, pero tenemos convicciones», dijo el ex mandatario indignado.
El Lula de hoy es el Lula histórico, el de antes de ser presidente, pero después de haberlo sido. Sus lagrimas mostraron la indignación de alguien que lucho por ser respetado en un país en el que a los pobres no se los respeta, que llegó a la presidencia y ni así consiguió evitar que trataran a su familia como delincuentes. Recrdó que esperaba a que su novia se fuera a trabajar, para salir él, así no lo veía bajar el morro caminando por no tener una moneda para ir a trabajar. «No hay persona más pública y más auditada en este país que yo, desde el sindicato me pusieron el ojo encima porque necesitaban que el sindicalista robe, nunca encontraron nada y nunca encontrarán. Si encuentran una prueba prometo que voy caminando hasta la cárcel», dijo. Lula se mostró dolido de que en este país no se respete la investidura de un presidente ni su familia.
El enemigo adentro
«Siempre digo que el Presidente es la locomotora y el aparato del Estado la estación. Permanece. Un presidente toma una decisión desde un ministerio y después te enterás que lo que se decidió no se hace porque lo paró no se qué procurador», o sino señaló que eran detenidas las decisiones por asociaciones profesionales, o federación de empresas. En el mismo discurso en el que Lula dijo que los pobres son una solución y no un problema, señaló que los empleados públicos concursados (la mayoría sueña con pasar un concurso) son un problema, en referencia al fiscal que lo denunció. «Se quejan de los políticos, pero yo les digo que el político es un trabajo noble. Robe o no robe, el político tiene que salir a caminar la calle para ganar voto, al concursado no lo elige nadie», sentenció. Las palabras del ex presidente tocan el nervio de esta sociedad, es el único dirigente al que se le escucha reflexionar profundamente. Brasil está en campaña, no hay otro dirigente político en este país que se atreva siquiera a hablar contra los concursos públicos.
Durante su discurso de más de una hora, se le notó esfuerzo al hablar, también se lo notó con fuerza. Pretendo vivir veinte años más, declaró, y agregó que aunque fuera tan solo un minuto, lo encontrarían luchando por convencer a las personas de que es posible vivir mejor en este país. Se quebró emocionalmente cuando dijo que tenía orgullo de «haberle hecho a la gente caminar con la frente erguida en este país». Es preciso reconocer que los sedimentos de la esclavitud aún permanecen. «Con nosotros había aumento salarial todos los años ¿También derechos a la empleada doméstica? ¿Que se compre el mismo perfume? ¿Que tenga auto? Cuanto mucho las llamaban secretarias, a las esclavas», declaró Lula mostrando cuál es la realidad social de este país y que él conoce. «Yo tengo convicción y por pruebas de que participé en cambiar la historia de este país».
Con la educación se sube
Lula recordó que fue el primero de sus hermanos en terminar la primaria, que eso le posibilitó hacer el concurso para el colegio técnico, eso le posibilitó tener un salario superior al de sus hermanos (cinco salarios mínimos ganaba un metalúrgico), que eso le posibilitó ser dirigente sindical, crear un partido y ser presidente de la República. «Por eso fuimos los que más universidades creamos en la historia de este país, porque ellos no tenían problema, se iban a estudiar afuera, pero los pobres si no invierte el Estado no pueden estudiar. En mi gobierno no dejaba que nadie hablara de gasto en educación, en educación se invierte. Quizá las cosas en este país mejoren cuando lleguen los que ahora se están graduando con el PROUNI», dijo haciendo referencia al programa a través del cual se becaron más de ocho millones de estudiantes para que vayan a la universidad.
Al salir de la universidad la población brasilera va a concursar al Estado, donde están los mejores salarios, las tasas bancarias diferenciadas, el acceso a créditos hipotecarios con el financiamiento del 100%, entre otros beneficios. Allí se solidifica la idiosincracia de la clase media, a la que Lula apuntó cuando señaló al fiscal que lo denunció sin pruebas, y también al juez Sergio Moro, los que llegan por concurso al Estado y se dejan arrastrar por la lógica mediática. «¿Cómo se sentirán ahora los empleados del Ministerio Público, que creyeron, cuando ven que gastaron todo ese dinero para montar un show y no tenían nada. ¿Cómo se sentirán los de la delegación policial, cuando ven que nada de lo que dijeron era cierto?», sentenció.
Lula buscó hablarle a los pobres, dirigirse a quienes nadie se dirige. Una vez más les pidió a los militantes que vayan a conversar con la gente, que él iba ya sea uno o sean cinco, «la elocuencia es siempre la misma». Pidió disculpas a Rui Falcão por usar la sede del PT para hacer la conferencia de prensa, que al finalizar le pidió a los medios que le dieran el mismo espacio que el que recibieron los que lo acusaron. Dijo que espera una disculpa o sino tendremos que ver cómo salen de la mentira que montaron. «Porque el problema de mentir, es que tenés que seguir mintiendo para sostener la primera mentira».
Esto recién empieza
El ex mandatario dijo que lo iban a encontrar tranquilo, que quienes debían estar preocupados son aquellos que le quieren hacer perder el sueño. Les pidió respeto por su famiila, «yo siendo pobre tuve mucho más respeto por la familia de los demás que esos concursados tuvieron por la mía». Señaló que se equivocan quienes crean que la historia termina deteniéndolo a él, que esto recién empieza. Les recomendó que mejor empiecen a pensar cómo justificar lo que hicieron si es que no van a pedir disculpas. Llamó a todos los petistas a salir con remera roja a la calle.
(*) Por Santiago Gómez, para Agencia Paco Urondo