El Defensor de los de abajo

El Defensor de los de abajo
11 agosto, 2016 por Redacción La tinta

En plena dictadura uruguaya, el Defensor Sporting de Montevideo se animó a cometer una acto de rebeldía que hasta hoy perdura en la memoria del país oriental. Con un plantel plagado de militantes de izquierda y en medio de canciones de Alfredo Zitarrosa, «El Violeta» fue campeón en 1976, rompiendo así una hegemonía de 44 años donde sólo celebraba Nacional y Peñarol. A 40 años, recordamos la hazaña.

Defensor Sporting fue el primer equipo uruguayo en salir campeón además de Peñarol y Nacional. Un equipo que se reveló en plena dictadura y quebró el monopolio de la victoria en manos de los dos clubes más grandes del país.

Como toda hazaña deportiva, quedó marcada a fuego en la historia y perdura hasta el día de hoy. El pasado 25 de julio se cumplió 40 años de esta epopeya que es recordada como ejemplo emblemático en la vecina República Oriental.

Es que desde 1932, año en el que se profesionalizó el fútbol uruguayo, solo habían ganado campeonatos de primera división los dos gigantes de la ciudad capital. Sólo entre ellos se turnaban el trono.

Pero las rachas están para romperse, dice el dicho. Y fue en 1976 que el verdugo de los grandes apareció de la nada, vestido de videfensor campeonoleta, y en sus propias narices.

El padre de la criatura fue Jorge Ricardo De León, entrenador de aquella campaña del Sporting. El DT se encargó que en la pretemporada se preparara al equipo en lo físico y, sobre todo, en lo mental, para poder romper 44 años de hegemonía en el fútbol uruguayo. «Si ustedes creen… lo podemos lograr», repetía una y otra vez hasta el hartazgo.

 

Un saludo que derrumbó una carrera

Había finalizado el partido entre Nacional y Defensor Sporting, «El Violeta» había logrado un empate 2 a 2 ante “el bolso”. Pero lo más trascendente de ese partido fue la frase que dejó el juvenil Julio Filippini una vez terminado el partido.

En su debut, le habían cometido el penal que terminó en el primer gol y fue el autor del segundo tanto. Después de tremenda actuación, entrevistado por Víctor Hugo Morales, periodista que había decidido seguir toda la campaña del equipo, dejó una frase que no gustó nada al gobierno de facto. Cuando le preguntaron a quién dedicaba el gol dijo “A mi hermano y a los compañeros del Penal de Libertad“. Su hermano era preso político por su militancia en el Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros.

Posterior a este mensaje, el jugador dejó de tener oportunidades en el fútbol y su carrera quedó frustrada. Además Víctor Hugo, quien dijo estar de acuerdo y sumarse al saludo, fue llamado por miembros del ejército uruguayo quienes le comunicaron en código futbolero: “Usted me va a entender: tarjeta amarilla”, este fue uno de los primeros episodios que llevaron al periodista a dejar su país para vivir en Argentina.

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Un equipo de zurdos

Una parte importante del plantel de aquel año tenía una ideología comunista o de izquierda, incluso hasta estaban afiliados a distintos partidos.

El técnico, por ejemplo, era miembro del PCU (Partido Comunista de Uruguay). “Cuando calentábamos, cantábamos canciones revolucionarias chilenas y también de Alfredo Zitarrosa”, cuenta Pedro Graffigna a quien se le encontró una credencial de la CNT (Convención Nacional de Trabajadores) y durante su paso por Chile formó parte de algunos movimientos comunistas, lo que le valió el seguimiento de los servicios de inteligencia uruguayos.

Repasando la historia de esta hazaña deportiva, queda en relieve el compromiso político que habían asumido por entonces aquellos jugadores. Aquel “Si ustedes creen… lo podemos lograr”, quizá era algo más que una consigna de superación deportiva. Destronar la hegemonía imperante, era un objetivo en la cancha y afuera.

Palabras claves: Defensor Sporting, Dictadura Cívico-Militar, Montevideo, Uruguay

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