Korda y la fotografía de “lo posible”

Korda y la fotografía de “lo posible”
18 julio, 2016 por Redacción La tinta

Diecisiete años tiene Alberto Korda (en ese entonces su apellido aún era Díaz) cuando se escapa con la cámara Kodak de 35mm de su padre para fotografiar a Yolanda, una muchachita de la que está profundamente enamorado. Los rollos se acumulan: ella en el Malecón, ella en el Bosque, ella en los Jardines del Hotel Nacional. Así es que va alimentando la pasión y moldeando su vocación por la imagen y la fotografía. ¿Acaso se imagina el joven fotógrafo que una de sus imágenes será la fotografía más famosa del mundo?

Por Martín Villarroel Borgna para La tinta

1959 Estalla la Revolución. Nada va ser igual en Cuba. Korda es uno de los fotógrafos de moda más importantes de la isla cuando se ve interpelado por el surgimiento de los rebeldes que bajan dela sierra para acabar con la dictadura de Batista. Toda Cuba empieza a reinventarse. La imagen cambió para siempre, los cánones de belleza gringos son desplazados por banderas y uniformes, barbas y estrellas rojas, campesinas y mulatos.


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Korda se convierte en el fotógrafo personal de Fidel. Lo acompaña en sus viajes a China y Rusia, lo sigue en su intimidad y en la vida pública del líder, en el encuentro con las grandes figuras del pensamiento y las artes del momento: Sartre, Hemingway, Simone de Beauvoir, García Márquez. Un registro sin igual y estéticamente cuidado del nacimiento de uno de los procesos más radicales de transformación social del siglo xx.

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Al recorrer la muestra, la sensación que despiertan estas imágenes es que todo es posible, que el mundo puede cambiarse. Luz natural, blanco y negro, composición clásica. Son fotos de victoria, de la juventud tomando el cielo por asalto. Miles de campesinos desfilando por las calles de la Habana, con la dignidad brillando en cada pecho. El retrato de una miliciana bellísima, empuñando el fúsil con la mirada severa y tierna al mismo tiempo. Fidel de pie frente al monumento de Lincoln, el David diminuto frente a Goliat. O el gesto rudo y firme de Guevara, la mirada perdida en algún horizonte, la mística de la revolución. Cada foto ayuda a construir ese imaginario de “lo posible” que atravesó fuertemente los años sesenta en toda nuestra América.

 

 

Hoy, apenas cincuenta y tantos años después, estas fotos nos resultan tan bellas como ajenas, extrañas. Lejanas. Se polarizó el globo, vino el bloqueo, las guerrillas, la Guerra Fría, el Che cae en Bolivia, las dictaduras asesinas, la democracia de cartón, el miedo instalado, el triunfo del capitalismo.

Nos quedan las fotos ahí, desafiantes, imprescindibles, la mirada de Korda sobre un puñado de rebeldes que no respetaron lo establecido, en una isla pequeña y humilde frente al corazón del imperio. ¿Podremos acaso volver a tomar fotos así?

*Por Martín Villarroel Borgna para La tinta.

Korda. Pasión e imagen. Del 17 de junio al 07 de agosto en 220 Cultura Contemporánea, Costanera esquina Mendoza, Córdoba.

 

Palabras claves: Che Guevara, Cuba, Fidel Castro, Korda

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