Usted está mal, todo el maldito sistema está mal

Usted está mal, todo el maldito sistema está mal
1 marzo, 2017 por Redacción La tinta

Por Emilia Pioletti para La Tinta

El 14 de febrero de 2017 comenzó siendo un día pesado, húmedo, donde todos teníamos cara de preferir estar en otro lado. Pero era el Día de San Valentín. Un día en el que las ventas de peluches, chocolates, tarjetas y el vuelo rapaz del regordete con pañales, arco y flecha, chocaban en cámara lenta contra la recesión económica. Haciendo cuentas rápidas y siguiendo la lógica que Alfonso Dos Pizzas Prat Gay nos enseñó, con 4 ositos y 3 cajas de bombones rellenos pagamos las expensas. Así las cosas, los enamorados del amor romántico, se las rebuscaron para demostrar cariño en medio de un ajuste atroz.

La historia podría resumirse así: Cosme Fulanito, un perspicaz «»»humorista»»»» local (Nota del Autor: hubiese querido poner más comillas pero el Word no me dejaba), flasheó amor y no fue correspondido. Y tuvo la brillante idea de recurrir a un cóctel explosivo y siniestro: un pésimo diseñador gráfico, una fotocopiadora de precios accesibles, dos rollos de cinta scotch y una pasión galopante por usar ilegalmente la imagen del objeto de su obsesión. Y acá empieza a fallar la Matrix (o a funcionar muy sanamente): el “objeto” de su obsesión, es una sujeta.

Una sujeta de derecho. Una persona. Una mujer de carne y hueso que se tuvo que bancar que su foto esté pegada en un poste de luz, en el vidrio de una parada de bondis, en la pared de un kiosko, en un container lleno de alambres oxidados de una obra en construcción. En todos lados. En contra de su voluntad. Expuesta.

Como el muchacho está muy in en esto de la era digital, decidió mostrar sus sentimientos en imágenes a toda esta hermosa sociedad del espectáculo para reconquistar (porque claro, la mujer es territorio de conquistas) a Mengana (*), la “chica de sus sueños”. Pero como por alguna extraña razón, la romántica propuesta carecía de fuerza por sí misma, el pibe en cuestión pidió la colaboración (complicidad) de la comunidad en su intento por convencer (porque Mengana es un ser inanimado sin voluntad ni pensamiento crítico propio) a la muchacha de que aceptara volver con él. Porque, claro, Mengana sin saber lo que hacía y absolutamente equivocada, le había echado fly.

Buscada

SECUESTRÓ mi corazón, ROBÓ cada uno de mis suspiros, ASESINÓ mis ganas de estar solo. Pero luego de un año juntos aún tiene miedo, como tenemos todos, miedo de confiar su corazón para toda la vida. ¡Ayudame a convencerla de que vale la pena! Sacale una foto a esta imagen y compartila en tu Facebook / Twitter / Instagram usando el hashtag #AnimateMengana ¡No podemos parar de reír, es muy bueno Cosme, te pasaste!

Un guiño por demás cómico que para nada trae reminiscencias de posibles casos reales de jóvenes desaparecidas. Para nada, de hecho es una excelente acción en un país donde según las últimas estadísticas del Instituto de Políticas de Género «Wanda Taddei», una mujer muere cada 18 horas y en un mundo en donde el femicidio es una epidemia declarada por la mismísima Organización Mundial de Salud. ¡Cosme, campeón, genio, capo, macho! ¡Si te tiene miedo, es amor! Mientras, muchos programas radiales, referentes y usuarios de redes sociales decían que qué groso este Cosmi, ojalá la conquiste a la Mengana, es un maestro este tipo.

Pero bueno, como decíamos, flasheó amor y no fue correspondido. ¿No suena tan mal, no? Ahora, reemplacemos “flasheó” por “tiene una obsesión peligrosa que roza el acoso y el infringir la ley usando ilegalmente la imagen de otro/a sin su consentimiento” y reemplacemos amor por “persiguiendo un tipo de vínculo heteronormado, monógamo, habitualmente regulado por estereotipos fomentados desde instituciones como la familia, la Escuela, el Estado y la Iglesia, que se pretenderá indestructible, eterno y habilitante a mitos como ‘la media naranja’, la exclusividad, el emparejamiento, la posesión, la suspensión del libre albedrío y el sentimiento abnegado”. Ah, ya no suena tan bien, ¿no?

A continuación, Cosme se defendió, atacando, claramente, como todo buen macho debe hacer en esta vida. Luego de echar culpas a diestra y siniestra, hizo un descargo por Facebook en donde reinterpreta el “acoso” como “torpeza”. Es decir, que el hecho de que existan matrices de amor bajo estructuras enfermas de relaciones humanas que se reproducen a través de (pato) lógicas igualmente enfermas, es una mera torpeza. Aham.

Porque está bien, dijo SECUESTRÓ, ROBÓ, ASESINÓ y generó una presión sobre la voluntad de otra persona usando su imagen y difundiendo sus datos sin su consentimiento, pero ay, bueno che, hay palabras y palabras, no sean exagerados.

Pero lo que el presunto enamorado no tuvo en cuenta que, así como hay palabras ambiguas, hay algunas otras bastante unívocas. Hay algunas cuyo significado lingüístico acompañado con elementos paralingüísticos como la entonación o la cara de rajá de acá que ponés cuando lo decís, no deja lugar a dudas. Ejemplo: si te digo que NO es NO. No es “puede ser”. No es “de una, sigamos juntos, quiero construir una relación saludable y alegre con vos”. Y sobre todas las cosas NO no es SÍ. Por si no se llegó a comprender cabalmente la idea, reitero, “NO” no significa SI. No, nunca.

Al pan, pan, al vino, Pritty, acoso es acoso, amor no es miedo, humor no es opresión, NO es NO. Y si no logra verlo así, usted está mal. Todo el maldito sistema está mal. No importa cuando leas esto.

*Por Emilia Pioletti para La Tinta

Palabras claves: Géneros, machismo, Violencia de género

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