Pablo Iglesias y Unidad: los mandatos del futuro para PODEMOS

Pablo Iglesias y Unidad: los mandatos del futuro para PODEMOS
15 febrero, 2017 por Redacción La tinta

Finalmente llegó el fin de semana de febrero que terminaría por dirimir la disputa interna que ha venido sufriendo PODEMOS desde hace varios meses. La Asamblea Ciudadana Estatal, máxima instancia de decisión (el equivalente a los congresos de los partidos tradicionales), terminó zanjando las diferencias con una victoria contundente de Pablo Iglesias sobre Íñigo Errejón.

Por Marcelo Righetti para Marcha

El ya famoso Vistalegre 2 no dejó lugar a dudas respecto de la principal disputa que asomaba a la vista de la mayoría, la conducción de esta joven fuerza. Iglesias revalidó sus títulos de manera indiscutible ganando por mayoría absoluta cada una de las votaciones que se dieron [i]. Sin embargo, hubo una idea que se impuso sobre cualquier otra y con muchísima más rotundidad: la unidad.

Tras unos últimos días donde las operaciones y querellas cruzadas no cesaron ni bajaron en intensidad, la realización de Vistalegre 2 aparecía como un choque frontal de trenes que dejaría herido de muerte a uno de los dos máximos referentes de PODEMOS. La dinámica de discusión planteada a un todo o nada, los tonos virulentos continuados con llamados a la conciliación y finalizados con reiteradas críticas en violentas formas, las continuas acusaciones a través de los medios que ayudaba una degradación del debate a político a los términos del show bussines televisivo y chimentero, construyeron una imagen de ruptura inminente.

El contraste con el 18° Congreso del Partido Popular, que simultáneamente se estaba celebrando, era notorio.

Allí donde ya todo o casi todo estaba cocinado de antemano y la lógica del poder ordena irremediablemente, se ofrecía un cuadro de cordura, acuerdo y consenso, aun cuando es el partido con más causas de corrupción en curso en toda Europa. Este hecho da una muestra clara del rol de los medios de comunicación en la construcción de sentido, los más corruptos de Europa quedan mejor parados que los jóvenes muchachos que se pelean. Elemento que tendrá que sopesar PODEMOS, quienes nacieron desde los estudios televisivos –por mostrar un discurso disruptor- pero que la dinámica mediática no ayudará en su proceso de consolidación como fuerza política.

Más allá de esto, la palabra más repetida durante este sábado y domingo fue Unidad. Clamada desde todos los puntos de Vistalegre una y otra y otra vez, fue la orden que dio la militancia. De eso tomaron nota todas y todos y sin duda será un mandato que obligue a atemperar las tensiones. Nadie puede sacar los pies de plato de esa directiva, ni siquiera Iglesias que obtuvo la victoria. Tendrá la obligación de acordar con Errejón, e intuyo, darle un rol visible e importante dentro de la organización, aunque parece evidente que dejará el lugar de Secretario Político y número 2 [ii].

Otra de las cosas que quedaron en claro después de este fin de semana es que la figura de Pablo Iglesias todavía es imbatible entre los podemitas. La votación que se dio a fines de diciembre para elegir el sistema de votación de Vistalegre, en donde la victoria de la propuesta del Sec. Gral. apenas se impuso por dos por ciento sobre lo planteado por el Sec. Político, abría la posibilidad de una disputa más reñida. Nada de eso pasó, cuando Iglesias entra en competición y es su figura la que se ubica en el centro de la disputa, sigue siendo el elemento aglutinador de la mayoría de los morados.

Las ideas de pluralidad, feminización, democratización, fortalecer a los círculos, descentralización, más poder a las bases, etc., también ocuparon un lugar central.

Errejón esto lo tenía muy en claro, por eso evitó durante todo el tiempo confrontar directamente con la figura de Iglesias y de hecho no se presentó a la elección de Sec. Gral. Apostó a un discurso que apelaba a volver a los orígenes de PODEMOS [iii], tal como él concebía esos inicios, es decir como una fuerza transversal, que no se ubicará en los márgenes del tablero político donde, según su mirada, los poderosos querían ubicarlos. Se planteaba revisar el camino transitado tras las primeras elecciones del 20 de diciembre de 2015, el acuerdo con Izquierda Unida y la conformación de Unidos Podemos, el tono beligerante que, desde su punto de vista, había asustado a sectores moderados que los apoyaron en primera instancia y la forma de relacionamiento con el PSOE. Tras una épica de victoria y avance, contrapuesta a una supuesta actitud de resistencia del pablismo, hacía principal hincapié en el trabajo institucional, para mostrarse, desde allí, como la fuerza de alternativa al PP. Este línea más moderada e institucionalista que la sostenida por Iglesias, le trajo el apoyo abierto y solapado de buena parte de los medios que lo consideraban como un actor más dócil para el acuerdo y la negociación.

Frente a esto Pablo Iglesias aparece como la referencia de una actitud más rupturista y a fin de cuentas, su propuesta política de apostar a consolidar de un bloque popular que sostenga y permita avanzar en el camino de un proceso constituyente, parte de un objetivo estratégico con sentido de transformación más radical. Es desde aquí que sus planteos se proponen fortalecer la movilización popular en el reclamo de derechos vulnerados y como sostén e impulso del trabajo institucional. El temor a la “normalización” fue uno de sus ejes, preocupaba que las instituciones cambien a PODEMOS en vez de que PODEMOS cambie a las instituciones.

En relación a lo orgánico, las ideas de pluralidad, feminización, democratización, fortalecer a los círculos, descentralización, más poder a las bases, etc., también ocuparon un lugar central en Vistalegre 2. Sin embargo, el desguace de la máquina de guerra electoral parece dejar un esqueleto y unas dinámicas internas difíciles de desmontar. En este sentido, el horizonte todavía está nebuloso. La tentación de Pablo Iglesias de utilizar su enorme influencia política como líder, puede dificultar la posibilidad de una distribución de poder más democrática.

La hipótesis populista sigue, aun cuando su principal impulsor, Errejón, haya obtenido una lección importante. Contra el líder es difícil, sino imposible, excepto que ese liderazgo esté en declinación y eso implicaría la desintegración de esa hipótesis. Iglesias ha mostrado cierto temple y altura para manejar la situación sin hacer implosionar la fuerza, ahora queda por saber si el futuro que eligió PODEMOS permitirá avanzar hacia una España y una Europa más democrática y justa para sus pueblos.

*Por Marcelo Righetti para Marcha


[I] En la votación a Secretario General, Pablo Iglesias obtuvo casi el 90% de los votos. En lo que respecta a los documentos político, organizativo y ético, el equipo de Iglesias cosechó en promedio alrededor del 55% de los votos, mientras que el de Errejón consiguió el 34% y los Anticapitalistas de Miguel Urbán un 10 %. En el documento de Igualdad se impuso la unión de pablistas y anticapitalistas con más del 60% sobre el 35% de los errejonistas. Mientras que en la votación al Consejo Ciudadano Estatal, la lista de Iglesias obtuvo poco más del 50% y 37 miembros, la de Errejón el 33% y 23 asientos y los Anticapitalistas consiguieron 2 consejeros con su 13%.

[II] Vale aclarar que en la votación para elegir a los miembros del Consejo Ciudadano Estatal Pablo Iglesias fue el más votado, seguido por Pablo Echenique (actual Secretario de Organización) y recién en tercer lugar se ubicó Íñigo Errejón.

[III] No en vano su equipo se denominó Recuperar la Ilusión

 

Palabras claves: España, izquierdas, Pablo Iglesias, Podemos

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