El flash de los de abajo

El flash de los de abajo
29 diciembre, 2016 por Redacción La tinta

El fotógrafo elige qué y desde dónde mirar, el editor decide qué foto ayuda -y cuál no- a reforzar el título de la nota. El curador, cómo y en dónde colgar la imagen y cómo iluminar la muestra. El jurado, después de una larga deliberación, determina quién es el autor del año. ¿Y al fotografiado, que muchas veces pertenece a las clases sociales más castigadas (mientras más castigada, más pintoresca), alguien le consultó cómo quiere mostrarse, que parte de su vida quiere que se recorte?

“Nuestro Flash. Cuadernillo de fotografía popular” es una propuesta pedagógica que nació después de la experiencia de Gastón Bailo y Victoria Díaz como coordinadores de un taller de fotografía en un barrio de la ciudad de Córdoba, Villa El Tropezón. Luego se convirtió en su Trabajo Final de la Licenciatura en la carrera de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Córdoba, pero eso no es lo más importante.

Gastón y Victoria crearon este proyecto y explican: “Decidimos trabajar con la fotografía porque entendemos que es el lenguaje elegido por los jóvenes en la actualidad. Partiendo de este interés manifiesto de ellos, elegimos construir una herramienta que profundice y enriquezca esta práctica. Ir más allá de la selfie que está de moda, facilitarles una herramienta para que desde su mirada decidan si la quieren tomar”.

El manual

“Finalizado el taller en el Trope, nos interesó reconstruir la experiencia con la idea de que sea de utilidad a futuros espacios en los que se quiera trabajar el lenguaje fotográfico. La idea fue armar un cuadernillo como base y ponerlo en circulación para mejorarlo y optimizarlo de manera colectiva”, cuenta la autora.

Explican que el objetivo principal es que sirva para contribuir en los procesos de participación y aprendizaje, en donde jóvenes de sectores urbanos marginados construyan un discurso propio sobre sí mismos y su entorno, siempre en el contexto de talleres de fotografía.

En la construcción del manual hubo dos momentos estructuradores, por un lado, “convocar a otros talleristas de foto para que hagan sus aportes al material”, y por el otro, los “aportes de los jóvenes en su experiencia en el Taller del Trope”. El cuadernillo está disponible para su descarga en la página del proyecto que cuenta además con otros recursos importantes a la hora de planificar un taller. Con un lenguaje simple, sin los tecnicismos propios de los especialistas, en un primer momento propone actividades de mapeo e impulsa a tomar el barrio y su realidad como primer tema de trabajo. Luego se adentra lentamente en los conceptos básicos, finalizando en las posibles instancias de exposición de las fotografías.

Fotografía como potencia

Lo valioso de apropiarse de una herramienta como la fotografía “tiene que ver con equilibrar la balanza de las oportunidades en un contexto de desigualdad social” entiende Victoria. Y en este proyecto en particular, “nos enfocamos en el discurso de los jóvenes marginados, sobre todo, porque es un grupo muy golpeado por los mensajes de los medios hegemónicos que los estigmatizan y deforman”. Victoria afirma que “lograr un discurso propio es importante porque condiciona el modo en que asumimos nuestra realidad. El reproducir discursos ajenos, que nada tienen que ver con lo que vivimos, dificulta entender nuestro presente y poder actuar justamente en él”. Sumado a esa potencia del discurso propio, se agregan las posibilidades y lo atractivo de la fotografía para la juventud actualmente, allí reside el gran acierto de este taller y de este manual.

En la ruidosa y saturada marea de mensajes, abundan discursos estigmatizantes y afirmaciones emitidas desde las alturas, y la imagen como anclaje visual toma cada día mayor importancia. En ese mar, “Nuestro Flash” es un salvavidas que, desde la educación popular y la fotografía, intenta contrarrestar las desigualdades.

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