Benditas (NO) somos

Benditas (NO) somos
12 diciembre, 2016 por Redacción La tinta

Yo no veo la utilidad que puede tener la mujer para el hombre, con excepción de la función de parir a los hijos.Santo Tomás de Aquino, teólogo del cristianismo.

El 8 de diciembre según el calendario oficial, se celebra el “Día de la inmaculada concepción de María”. Este día es tan importante para quienes son creyentes como para quienes no. La Virgen María nos ha marcado a todas, queramos o no.

El mito

15317901_10211490077233424_6087371059097095587_nEl “Día de la Inmaculada concepción de María”, esta “inmaculada concepción” remite a que, como su destino era el ser la madre de Jesús, ésta nació sin el pecado original que se supone, todos tenemos al nacer como consecuencia del pecado cometido por Adán y Eva.

La historia de María cuenta que mientras ella estaba comprometida con José, el Arcángel Gabriel se le apareció y le dijo: “Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres”. María era la elegida por Dios para concebir a su hijo en el mundo terrenal, el ángel le preguntó, y ella dijo un “generoso” sí.

Pero un problema se le presentaba a María: José. Se suponía que ella era virgen y casta y que sólo iba a entregarse a su futuro esposo, entonces ¿cómo explicarle que estaba embarazada? Un ángel se apareció en los sueños de José y le dijo que el hijo que ella llevaba en su vientre era producto del Espíritu Santo, y que no debía tener dudas de la “pureza” y “virginidad” de María. José lo aceptó, y se convirtió en el padre terrenal de Jesús.

La Virgen representa para los católicos la entrega completa de su vida a los designios de Dios, y esa es la principal virtud que se le atribuye. Era generosa y humilde, y una “sierva de Dios” en la tierra. Por su maternidad “divina” y por su vida virtuosa, ésta ascendió finalmente a los cielos (se supone).

María conservó su virginidad hasta el fin, para que el cuerpo que estaba destinado a servir a la palabra no conociera una relación sexual con un hombre, desde el momento que sobre ella había bajado el Espíritu Santo y la fuerza del Altísimo como sombra. Creo que está bien fundado decir que Jesús se ha hecho para los hombres la primicia de la pureza que consiste en la castidad y María a su vez para las mujeres. No sería bueno atribuir a otra la primicia de la virginidad.

Orígenes que -junto a San Agustín y Santo Tomás- es uno de los tres pilares de la teología cristiana explica: “María conservó su virginidad hasta el fin, para que el cuerpo que estaba destinado a servir a la palabra no conociera una relación sexual con un hombre, desde el momento que sobre ella había bajado el Espíritu Santo y la fuerza del Altísimo como sombra. Creo que está bien fundado decir que Jesús se ha hecho para los hombres la primicia de la pureza que consiste en la castidad y María a su vez para las mujeres. No sería bueno atribuir a otra la primicia de la virginidad”.

Ni castas, ni santas

 Lo primero que nos interesa aclarar es que nosotras no tenemos un problema personal con María , de hecho hasta le tenemos un poco de lástima. Tampoco nos inquieta si esta es una historia verdadera o no. Lo que si nos enfurece, es que a partir de y en esa simple mujer la religión católica pudo anclar su mito fundante y desde ahí aportó al patriarcado.

La castidad, virginidad, pureza, obediencia y pasividad construyen un ideal de mujer o de cuerpo de mujer, en el cual se clausura toda posibilidad de deseo carnal, de pasiones, de autoconocimiento. Porque está claro que como nos presentan a María podemos más que suponer que esa mujer no supo que era un orgasmo, ni el placer, ni la libertad de sí y sobre sí y cómo a partir estos principios se construyó el estereotipo de mujer.

A su vez, no es casualidad que fueron cuatro hombres las que la anularon como mujer. El santísimo decidió que era en el cuerpo y el alma de María donde se concretaba su estar en la tierra, ella era el envase que fecundaba su creación. El arcángel se lo comunicó, el otro ángel medio entre dios y José para que le creyera que no había sido infiel ni había roto con su perpetua virginidad, y José selló el pacto patriarcal aceptando que Maria fuera el envase de la creación divina.

Maternidad como destino

 Una de las grandes construcciones simbólicas que se sustentó en el mito de María es el ideal de maternidad.  Ideal materno que condensa un altísimo costo para nosotras como mujeres. Ser madres puede implicar lo hermoso de producir vida pero no pensando en la bendición divina, sino la posibilidad de ser nosotras quienes engendramos y de eso no nos quejamos, siempre y cuando sea una elección y no un equivalente a ser mujer. Nos quejamos o luchamos contra el ideal hegemónico de maternidad, contra la maternidad abnegada a costa de todo (incluso de nosotras mismas) y por sobre todo (sobre nosotras mismas).  

5474692245_582e55bd30_bEstá claro el rol que tienen las religiones en el sistema patriarcal con iconos como el de María, la historia construida, contada y escrita desde masculinidades, no hace más que seguir abonando el lugar sumiso, invisibilizado y desplazado de la mujer; nos coloca y nos perpetúa en él como  productoras y reproductoras de la vida, pero obviamente no desde un posición central en el encastre social.

Son las religiones a lo largo y ancho del mundo y en sus diferentes expresiones, sobretodo aquellas que son monoteístas en las que se ha construido una idea de moralidad que promueve, habilita y sustenta la misoginia. Para las religiones las mujeres somos casi prescindibles, no del todo en tanto tenemos la posibilidad de la reproducción que será veneradas si parimos varones que perpetúan el patriarcado.

Como mujeres debemos entendernos y construirnos como sujetas plenas de derechos, de posibilidades, de deseos, de hacer y deshacer. No pretendemos como feministas negarles/anularles/ desconocerles a otras la posibilidad de construirse como mujeres de fé, dista mucho de nosotras. Sí consideramos que no debemos sostener y perpetuar los principios religiosos que nos clausuran como sujetos o sujetas, que nos niegan las posibilidad de ser personas plenas, fieles a nuestros deseos y posibilidades.

En oposición a lo que María marca como rumbo, nosotras vamos a elegir cómo vivir la sexualidad, no necesitamos que nadie nos diga qué tenemos que hacer y cómo. Viviremos el placer, usaremos métodos anticonceptivos o no, abortaremos, tendremos hijos o no. Tendremos una pareja o muchas y la orientación sexual que nos siente cómodas.

En oposición a lo que María marca como rumbo, nosotras vamos a elegir como vivir la sexualidad, no necesitamos que nadie nos diga que tenemos que hacer y cómo. Viviremos el placer, usaremos métodos anticonceptivos o no, abortaremos, tendremos hijos o no. Tendremos una pareja o muchas y la orientación sexual que nos siente cómodas.

No es sometiendonos al ideal de mujer que construyen las masculinidades donde vamos a encontrar la salvación de nuestras almas. Estamos convencidas que es por, desde y entre nosotras la forma en la que tenemos que transitar nuestro paso por la tierra, un paso que no sea en función de otros, sino de nosotras mismas y entre nosotras, tejiéndonos en ese entramado complejo y potente que sabemos las mujeres.

 

Palabras claves: Iglesia Católica, Virgen María

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