“Aquí somos y resistimos al capitalismo”, diálogos desde el llano

“Aquí somos y resistimos al capitalismo”, diálogos desde el llano
6 diciembre, 2016 por Redacción La tinta

El pasado viernes 2 y sábado 3 de diciembre se realizó en la Casa de la Historia del Movimiento Obrero, el Seminario de Diálogos desde el llano: capitalismo y resistencias del colectivo de investigación Llano en Llamas. El encuentro contó con la participación de diversas organizaciones sociales con las cuales el equipo ha trabajado en sus diferentes investigaciones en los últimos años.

Una invitación a pensar, desde las luchas y desde la academia, las  nuevas formas, desplazamientos y rupturas que asume el sistema capitalista en la actualidad.  Lecturas que son puestas a consideración de quienes son hoy protagonistas, en nuestra provincia y país, de las luchas y resistencias a un sistema de producción social excluyente y predatorio.

En el capitalismo, que hace de la renovación y la permanencia un juego constante, entender y despejar “lo nuevo” de “lo viejo” implica siempre una tarea compleja e incluso engañosa. En consecuencia, esta labor puede ser más sencilla si miramos los desplazamientos que se han operado respecto del tiempo y la forma capitalista anterior.

Desplazamiento 1: de la diferencia de principios de regulación para el mercado y el mundo social, a la unificación del principio de la competencia

A mitad del siglo pasado, uno de los grandes consensos alrededor del capitalismo consistió en el reconocimiento de los efectos destructivos que indefectiblemente conllevaba la permanente expansión e intensificación de las relaciones de producción capitalista. Amortiguar tales daños, requería de un sistema de contrapesos y compensaciones que garantizaran la continuidad de la armonía social y, en consecuencia, la reproducción de las relaciones sociales capitalistas.

Hace más de 50 años que ese viejo principio de compensación ha sido reemplazado por el principio de la competencia.  La competencia ya no sólo regula el mercado y sus intercambios sino que se ha vuelto el principio configurador y regulador de las relaciones sociales, disolviendo las fronteras entre el mercado y lo social. 

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Desplazamiento 2: de la dicotomía público-privado, al gobierno de las corporaciones

La estricta división entre lo público y lo privado, sitúa a la libertad individual como el valor a resguardar de toda intromisión, en particular del Estado anclado en lo público y, en consecuencia, delimita con toda precisión el lugar de despliegue del “ámbito privado”, del mercado.

En la actualidad, no se observa una “renuncia o retirada” del Estado sino una reconfiguración de las formas de dominación estatal. El cambio no puede enfocarse simplemente en el tamaño del Estado, en la mayor o menor presencia de Estado en el territorio, sino en la transformación de sus estrategias de dominación. En general, creemos que  lo que se vuelve una tendencia es la producción de espacios de imprevisibilidad o de excepcionalidad en donde el Estado suspende o delega su control y dominio sobre el territorio. 

Desplazamiento 3: de la ciudad-fábrica, a la ciudad empresarial-policial

el-llano-en-llamas-seminario-educacionSi alguna vez la ciudad se organizó bajo el ideal de ser un espacio donde se unirían fuerza de trabajo y grandes fábricas, con el apadrinamiento de un Estado protector y regulador que asumiría un rol activo en la producción de viviendas, infraestructuras y espacios públicos, manteniendo cierto “equilibrio social” urbano, por un lado, y cierta vida “cívica-estatal”, por otro; hoy asistimos a un tratamiento de la ciudad como empresa, en el sentido del despliegue de lógicas de ordenamiento, producción, gestión y regulación guiadas por la eficiencia, la competencia, la rentabilidad y el consumo.

Ello implica  la conversión de toda la extensión de la ciudad en productora y producto de consumo en la que se potencian determinadas prácticas en detrimento de otras.  El acceso, los usos, las prácticas y los significados anteriormente anclados en la noción de lo público y lo igualitario se modulan en un registro privatizador y diferenciador del espacio, que demuele el tejido social previo, dando lugar a la segregación socio-territorial.

Si la ciudad plasma y condensa en un orden espacial en el que se visibilizan jerarquías, pertenencias y desigualdades de su población, entonces semejantes tramas requieren de ciertas condiciones securitarias para su producción y reproducción.  Los espacios urbanos organizados bajo estos principios nos arroja como contracara un nuevo Estado policial que asume casi exclusivamente el ejercicio de mantener a raya a los sectores potencialmente peligrosos; es decir, a los pobres en general, y a quienes se organizan y resisten, en particular. 

Desplazamiento 4: del procesamiento asistencial de las demandas sociales, a la preeminencia del procesamiento judicial

Si en el pasado existía una respuesta estatal que articulaba asistencia social, autogestión colectiva y construcción de equilibrios políticos en términos de demandas-derechos; hoy la reacción institucional ante las reivindicaciones sociales es dispuesta en primera instancia por el dispositivo judicial.

 La judicialización se activa como tecnología de poder y ordenamiento ante los más diversos conflictos de la vida cotidiana ; pero se presenta con particular relevancia como dispositivo privilegiado para rechazar o reconducir toda estrategia de solución colectiva y autogestiva de las cada vez mayores precariedades que el neoliberalismo produce. De este modo, opera criminalizando y convirtiendo al código del “delito” lo que otrora era principalmente juzgado como expresión de demandas políticas y ciudadanas legítimas.

Desplazamiento 5: de la explotación sobre el trabajo, a la explotación sobre la vida, el espacio y el cuerpo

En algún momento, fue útil circunscribir la denuncia de la explotación capitalista al “ámbito del trabajo” de las personas. Pero hoy, lo que se muestra como lo nuevo es la manera global y voraz en la que el capital se dirige sobre la vida, subsumiendo cada vez mayores esferas de la vida -individual y social- a su lógica expropiatoria.

El efecto más evidente es la precarización de la vida. Las vidas precarizadas acarrean trayectorias de desposesión o privación que implican cercenamientos sucesivos en las autonomías individuales y colectivas. Son vidas expuestas a la violencia y, a la vez, a su contracara: el miedo.  Violencia y miedo se vuelven ordenadores de la vida cotidiana y de las relaciones sociales. 

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Desplazamiento 6: de las luchas focalizadas en la clase, el género o la raza, a las luchas por la dignidad

Si vida-espacio-cuerpo aparecen como el blanco simultáneo de explotación y sustracción del capitalismo, son también las plataformas centrales para la disputa.  Para quienes sufrimos las formas de precarización del capital, aquello que el orden capitalista amenaza es lo mismo que constituye la posibilidad de su subversión. 

Luchas por la vida, luchas por el cuerpo y luchas por el espacio: las luchas por la tierra, las luchas ecológicas, las que disputan este modo de gestión de la ciudad, las que proponen prácticas de uso y producción protectoras de los bienes comunes, las que rechazan la dinámica expropiatoria de la energía corporal o denuncian la existencia de cuerpos formateados o normalizados, aquellas que revalorizan el cuidado como una ética social y ecológica imprescindible; todas ellas devienen momentos de antagonismo radical con las lógicas del capital.

 

*Por Marlene Machado Ibars, integrante de El Llano en Llamas, para La Tinta

Palabras claves: capitalismo

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