Trabajadoras de la alimentación

Trabajadoras de la alimentación
23 noviembre, 2016 por Redacción La tinta

El martes, trece organizaciones se movilizaron en contra del desabastecimiento de comedores y copas de leche, política que piensa llevar a cabo el gobierno provincial desde enero del 2017. Las trabajadoras de la alimentación expresaron su voz.

La mañana del martes amaneció tranquila. Según la señora de la fotocopiadora las mañanas vienen así, crisis económica que se afanan en silenciar, y que todas sentimos. Pasadas las 10, cerca de la costanera se escuchaban bombos y se olía a caucho quemado. Seis de los principales accesos que unen zona norte y centro, fueron cortados por más de mil personas, nucleadas en trece organizaciones y movimientos sociales* de Córdoba. Los puentes: Avellaneda, Centenario, Sarmiento, Maipú, Alvear y Antártida.

La intención era clara y evidente, aunque muchos medios desvíen la mirada:  que el Gobierno Provincial de marcha atrás con su plan de desabastecimiento de comedores y copas de leche. Hay 10.000 niños y niñas de más de 40 barrios y villas afectadas por este recorte.  Miles de familias se acercan a estos espacios comunitarios a comer. Decenas de organizaciones se cargan al hombro, como una acción impostergable, la alimentación de, al menos, parte de su barrio. Decenas de personas (mujeres en una abrumadora mayoría) le preparan la leche a todos estos pibes y pibas, le amasan el pan, le preguntan si quieren más, les lavan las manos, les preparan el guiso y se preocupan de conseguir lo que falta (porque siempre falta).

En el puente Maipú estuvimos charlando con las que llevan adelante las tareas de alimentación. Allí Sonia contaba que el gobierno da “una ayuda”, como si fuera una multinacional con fundación caritativa, “y las compañeras se cargan al hombro el trabajo de verdad”.

De casa nos vamos a las seis con la comadre, abrimos, barremos, una pone el agua, la otra hace el frito, la pasta frola, lo que les vamos a dar. Como seis y cuarto van cayendo algunos chicos, seis y media están todos. Las chicas se ponen a jugar ahí adentro o sino se van afuera, nosotras nos ponemos a preparar las mesas, ponemos los vasos, llenamos las jarras… cuando están todos los chicos nos quedamos ahí a servirles, llegan todos los chicos, varones y nenas, se sientan hasta que comen y toman el té, estamos ahí viendo si quieren más pan, más té… se portan bien, hacen renegar pero bien… cuando se van cada uno a su casa, les decimos que no se queden por ahí, y nosotras nos quedamos, la Ramona junta los vasos, yo los lavo, barremos, secamos, guardamos y dejamos limpio el salón para el otro dia, a las ocho, ocho y cuarto estamos cerrando el salon. Si quedan chicos afuera los mandamos a su casa.Pelo, Barrio Maldonado, EO

Estaban ahí, reclamando por los y las niñas: preocupadas, enojadas, con bronca. Y de a poco reclamando por ellas, por su trabajo, “porque el gobierno también está arremetiendo contra nuestro trabajo, si no hay alimentos no podemos hacer el comedor”, dice otra vecina que se acerca a la ronda.

La división sexual del trabajo

Muchas organizaciones entienden que la tarea de cuidado se hace de forma colectiva y con un reconocimiento monetario. “Algunas organizaciones ya hemos pateado bastante como para comprender que la Moni, que te saca un arroz amarillo con pollo, con tres ingredientes y baratos, en media hora, capaz lo hace porque le tocó, porque esta sociedad le dijo que eso debía hacer en su casa. Así aprendió y crió a sus hijos, sobrinos, nietas, y ahora a los vecinitos. Pero acá a nadie le toca nada, todo se construye como mejor nos parezca que tienen que ser las cosas, por esto de lo prefigurativo” afirma Juana entre el humo de las gomas. “Yo quiero que el espacio donde estoy sea lo más parecido al que sueño y por el que luchamos todos los días”.

2016-11-19-encuentro-provicnial-de-tierras_9La división sexual del trabajo ató fuertemente a la mujer al ámbito privado, asegurando al sistema la reproducción de la vida de los y las trabajadoras. Siendo el principal pilar económico, la tarea de cuidados se sigue desarrollando naturalizada y a la sombra. Pero el modelo de un solo proveedor del hogar se quebró hace tiempo, y las mujeres salieron al espacio público, a abrirse camino en el trabajo remunerado.

La división sexual del trabajo ató fuertemente a la mujer al ámbito privado, asegurando al sistema la reproducción de la vida de los y las trabajadoras. Siendo el principal pilar económico, la tarea de cuidados se sigue desarrollando naturalizada y a la sombra. Pero el modelo de un solo proveedor del hogar se quebró hace tiempo, y las mujeres salieron al espacio público, a abrirse camino en el trabajo remunerado.

Las organizaciones sociales plantean un interesante escenario para leer otras economías feministas posibles. Silvia Federici explica en numerosos textos cómo la remuneración por la tarea de cuidados es una salida a la dominación patriarcal. Contrario a lo que piensan otras teóricas, en lugar de atar al ámbito privado a las mujeres, el trabajo doméstico es tomado como una opción posible de trabajo, no se le paga a la mujer, se paga un trabajo, despegándose de la naturaleza.

“Los movimientos sociales sostienen históricamente prácticas de cuidado de forma comunitaria. Eso está buenísimo, muchas compañeras decían que les parecía mejor que los chicos coman en sus casas, para mi esta buenísimo que coman todos juntos, y si quiere venir la familia mejor… el tema con las mujeres que hacen estas tareas es que, está bueno que sean tratadas y se sientan como trabajadoras de la alimentación, y ojalá caminemos un proceso para que la doble jornada laboral desaparezca de sus vidas”.

 

Fotos: Colectivo Manifiesto.

Palabras claves: Comedores barriales, Copas de leche, Géneros

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