Parar para vivir: el grito de la mujer es personal y político

Parar para vivir: el grito de la mujer es personal y político
26 octubre, 2016 por Redacción La tinta

“Salta la linda”, también se sumó al paro nacional de mujeres, al miércoles negro. Hilos, voces, historias que cuentan los encuentros rebeldes de las mujeres salteñas marchando y gritando ¡basta!

El 19 de octubre pasó a ser un día diferente. Desde unos días atrás ya veníamos especulando, pensando, cómo llevar adelante el primer Paro de mujeres de nuestro país, y de muchos otros. Los motivos del paro son ampliamente conocidos, la lucha contra la violencia hacia las mujeres, todas las violencias posibles, las que en el peor de los casos nos dejan en una zanja o unas bolsas de residuos. Pero no sólo esas.

El paro y la marcha tenían nombres propios, nombres de mujeres y niñas muertas, asesinadas y maltratadas. Abusadas y despedazadas. Los nombres son muchos. Hay algunos con más trascendencia y no por nivel de perversión de los asesinos, sino por la perversión de los medios que siempre eligen a quién le da nombre, a quién le inventa la historia, a quién sentencia y fundamentalmente a quién olvida. Pero volvamos… hoy no vamos a hablar de los medios, hay mucho escrito y charlado en ese sentido. Son los y las colegas las que deben activar esas transformaciones impostergables sobre el tratamiento de estas muertes y los roles de las mujeres en los escenarios mediáticos. Eso depende de ellos y ellas. De nosotras dependía el paro. Y entonces Nosotras Paramos.

amc_4303Y paramos

Arrancamos la mañana como todas las otras. La gran mayoría nos vestimos de negro como invitaban las cadenas que circulaban en las redes sociales. Cambiamos temporalmente nuestras fotos de perfil. Sacamos nuestras pancartas, e hicimos nuevas, nos pusimos las remeras con las viejas consignas y los pañuelos verdes para seguir reclamando tanto por el aborto legal, seguro y gratuito; como por la educación sexual en las escuelas. No hay otra: siempre tenemos que seguir pidiendo a grito pelado: “aborto legal para no morir”.

Así como no éramos sólo nosotras, tampoco queríamos sólo que el acto político se traduzca en acompañar a las familias de los últimos femicidios que indignaron a muchos de la sociedad argentina. En nuestro caso, paramos desde la Secretaría de Agricultura Familiar, con la convicción que debíamos sumar y plasmar la enorme preocupación que tenemos por la falta de estabilidad de nuestros trabajos, la situación de ajuste y persecución que se vive tras el cambio de gestión gubernamental. Muchas de nuestras cartulinas “gritaban” con colores y en diferentes letras: “Con vida y trabajo nos queremos”.

Desde diciembre vemos cómo el Estado viene retirándose de muchas de las políticas públicas que garantizaban o intentaban acercar derechos, no solo los vinculados a las mujeres, sino del amplio campo de las desigualdades que deberían irritar a cualquiera. La sensación es que todo va en cuatro patas para atrás y a propósito.

Nuestros compañeros se sumaron y si bien somos mayoría las mujeres en ese trabajo como en otros tantos, muchos de ellos no se sentían indiferentes a acompañar la lucha que es nuestra, pero es de todas y todos.

A la una del mediodía en punto salimos de la oficina y tomamos la vereda, en una avenida importante de la ciudad. Cantamos, silbamos, reímos, puteamos, colgamos banderas y carteles. Nos encontramos. Nuestros compañeros se sumaron y si bien somos mayoría las mujeres en ese trabajo como en otros tantos, muchos de ellos no se sentían indiferentes a acompañar la lucha que es nuestra, pero es de todas y todos. Son sus hijas, sus madres, sus amigas las que están poniendo el cuerpo, las que están en riesgo cada día. Es nuestra comunidad la que hay que transformar. Cuando algo te empieza a picar entonces lo sentís distinto, te detenés a pensar que anda pasando por ahí. Queríamos eso: incomodarlos, incomodarnos.

Cerramos esa hora de paso cuando arrancaba la siesta salteña, con un fuerte aplauso y repitiendo el grito de “ni una menos, con vida nos queremos”. Sabemos que el primer paro de mujeres fue mucho más que esa hora, fue un acontecimiento en la historia, esos hechos que hacen que los días sean diferentes. Miles y millones por todos lados Paramos.

De cerca

En el Ministerio de Agroindustria de la Nación, donde nosotras paramos el miércoles, también hay nombres propios que dan cuenta de “unas menos”. Nos pareció oportuno también recordar en ésta jornada a Melisa Bogarin, compañera de ProHuerta (Inta Chaco) quien murió de un ataque al corazón en medio de despidos y reuniones institucionales el abril pasado. Otro tipo de violencia a la que también le decimos ¡Basta! Melisa tenía 30 años, mamá de una niña de un año y esposa de Germán Alejandro Gonaldi que trabajaba en la Secretaría de Agricultura Familiar Chaco, a quien días antes se le había rescindido el contrato sin causa. El 13 de abril, en una jornada de trabajo junto con sus compañeros y autoridades, mientras intentaban explicar la situación laboral, se descompensó. Sufrió un paro cardíaco y murió cuando era trasladada al hospital más cercano para ser atendida. Un corazón que estalló de bronca e impotencia. Un corazón menos y una causa más por la que luchar.

001-vivas-19-10-16Marchamos

A las cinco de la tarde estábamos convocadas, desde diferentes columnas para encontrarnos en el centro de nuestra ciudad. En Salta las marchas siempre están divididas, y la multitud nunca es la característica que más resalte. La última gran marcha que muchos recordamos fue la del cierre del Encuentro Nacional de Mujeres del 2014, más de 40.000 personas recorrieron las calles.

En el 2016 muchas situaciones nos han llevado a encontrarnos en las calles: tarifazos, intervenciones de leyes genuinas como la Ley de Servicios de comunicación audiovisual, memoria y justicia, reclamos sindicales, al igual que la lucha contra la violencia machista. En este sentido esta nueva marcha fue una de las importantes, con gran convocatoria, mucha gente, muchas mujeres, trans, hombres, niños y niñas.

Las sensaciones

El comienzo de este encuentro, era luto y muerte, al pasar las horas también nos fue encontrando la emoción de sentirnos activas, juntas, rebeldes. Otra vez esa energía de la fiesta colectiva, a la que no necesitas que te inviten porque sabes que la estás organizando vos también.

El comienzo de este encuentro, era luto y muerte, al pasar las horas también nos fue encontrando la emoción de sentirnos activas, juntas, rebeldes. Otra vez esa energía de la fiesta colectiva, a la que no necesitas que te inviten porque sabes que la estás organizando vos también.

Pensamos, conversamos, cantamos y bailamos al ritmo de los tambores, mientras pactamos en silencio o a los gritos lo importante del paro y la marcha. Pues no solo está en juego el impacto mediático y social de la jornada de protesta, del llamado de atención al estado y la justicia, sino fundamentalmente poder potenciar nuestra pulsión de lucha. Reconocernos capaces y organizadas.

amc_4266De vuelta a casa, sin muchas certezas pero con muchas sensaciones, varias de nosotras o quizás todas las que ahí estuvimos sentimos que es un paso más. Que así seguiremos, parando y marchando todas las veces necesarias y no solo porque nos queremos vivas, sino porque también queremos ser felices y libres. Estar juntas es fundamental.
*Por Ana Müller (*) para La Tinta / Fotos: Colectivo Chakana

(*) Integrante de la Cooperativa Coyuyo en Salta

Palabras claves: Ni una menos, Paro Nacional de Mujeres

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