Implacable rock and roll

Implacable rock and roll
15 agosto, 2016 por Redacción La tinta

El rock fue ese grito de rebeldía con el que lxs jóvenes de la década del 50’ se pararon frente a sus padres y rechazaron el estilo de vida que se les proponía (el sueño americano). O fue el que en los años 60’ se convirtió en protesta contra la guerra y el refugio para algunas minorías. Pero ese movimiento contra-cultural rápidamente fue interceptado por el sistema como una fiera que atrapa a su presa, la toma por el cuello y le inocula todos su sistema de valores.

Un ejemplo, es lo que sucedió con el punk en la Inglaterra de los años 70, un movimiento surgido en los márgenes de la ciudad de Londres. Cuando el sistema vio que era peligroso inmediatamente lo puso de moda. Así se engrandeció la figura de Sid Vicious, alguien que sólo representaba la forma, una caricatura, un rebelde inofensivo.

Screenshot (24)El rock, como todo movimiento cultural, es construido por diferentes agentes que fueron quienes edificaron los férreos sistemas de valores. Y por supuesto en un contexto de capitalismo occidental judeo-cristiano, el machismo, el patriarcado, el falocentrismo fueron determinantes en esa construcción. No debemos caer en culpables etéreos que no están en ningún lado, es el sistema y las personas los que han alentado esa dinámica, a las que les ha convenido mantener ese régimen de poder.

Recordemos que es un movimiento que llegó a acusar a una mujer de haber ocasionado la separación de una de sus bandas más grandes. Era más cómodo para los machos del rock atribuirle la culpa a Yoko Ono que al ego de cuatro hombres. Esa acusación es un triunfo de ese sistema que crea ídolos intocables, prácticamente dioses a los cuales no se les discute.

A un dios no sólo no se le discute, sino que se le permite hacer lo que quiera y se le festejan todas sus ocurrencias.
En un Quilmes Rock donde se presentaba la Bersuit Vergarabat, se escucha al Pelado Cordera, antes de tocar “Hociquito de Ratón”, hacer una selección de las chicas que pueden subir al escenario. Él, el macho argentino (según su autodefinición), decide a qué mujeres usará como objeto. “No, vos no, vos no podes hacer una mierda”, se escucha al cantante responderle a una chica. De fondo la voz de Mario Pergollini que festeja las atrocidades de Cordera, a quien más adelante se los escuchará decir que quiere que suban a “alguien de verdad”, porque parece que las chicas que están arriba del escenario no quieren sacarse las remeras.

Otro que logró hacerse de esa impunidad de estrella es Pappo. En una vieja entrevista con Alicia Barrios, luego de que la periodista lo interpela recordándole que la acosó después de un recital, el guitarrista dice haber realizado una “semi violación”. Luego define a la violación como “el tire y afloje de ambas partes”. Allí se ve al machismo más retrógrado y retorcido representado en el que muchos tienen como uno de los referentes del rock nacional. La cosa no termina ahí, sigue en los comentarios que tiene el video de Youtube, donde los fanáticos del músico lo arengan por sus dichos y no escatiman en acusar a la periodista de “puta” o atacar a una usuaria por criticar a su ídolo.

En su libro El señor de los venenos, Enrique Symns también acusa a Pappo de haber intentado abusar de una reconocida periodista de rock y de haber abusado de una amiga de él. “Esa rata inmunda de Pappo ya violó a una gran amiga mía hace unos años”, sentencia Symns en el libro.

366203-Imagen-pappo_gatobLa pregunta que deberíamos hacernos es qué valores rigen dentro de este campo cultural para que un tipo diga esas atrocidades (ni hablar en el caso en el que se concretan los abusos) y otros energúmenos lo defiendan a pesar de lo que dice. Porque un género musical que supuestamente habla de libertad, en muchos casos ha sometido a la mujer a ese rol de groupie, a un objeto sólo para satisfacer al macho rockero. ¿Quiénes han forjado esas legitimidades para que haya tipos con palabra de rey e intocables? ¿Quién hizo un rock implacable, que no se lo pueda discutir, cuestionar o pensar?

Es necesario que los varones salgamos de nuestra comodidad y cuestionemos lo establecido, luchemos contra personajes recalcitrantes y repudiemos dichos como los de Cordera. Es un trabajo arduo pero entre todos y todas debemos desactivar valores y actitudes que sigan alimentando el machismo. Luchar contra un rock implacable.

*Por Fernando Bordón para la tinta

Palabras claves: machismo, Rock

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