Belén Arena descose su alma en la ilusión de Victoria

Belén Arena descose su alma en la ilusión de Victoria
31 agosto, 2016 por Gilda

Mientras trabajaban en la realización de una obra artística, dos mujeres torcieron los límites de la realidad y la ficción. La intimidad emocional y el amor dieron paso un doloroso desencuentro que decantó en Mis días sin Victoria. Se trata de la puesta en escena de un diario de redención -con elementos de danza, teatro y performance- que será presentada este viernes en Documenta/Escénicas, a través de Plataforma LODO. Conversamos con Belén Arena, directora e intérprete de la obra, acerca de la pasión, la pulsión de muerte y todo lo que puede brotar entre ambas.

La bailarina, performer y escritora Belén Arena presenta por primera vez en Córdoba Mis días sin Victoria, creación enraizada en una dura experiencia autobiográfica que derramó en la escritura de un diario, que devino libro y que luego fue moldeado como performance, hasta transformarse en la obra que se presenta el viernes.

Estaba en llamas cuando me acosté
MDSV es un desencadenamiento inevitable de una obra de danza-teatro que quedó trunca. En 2015 y luego de siete meses de ensayo -durante los cuales se ensanchaba la acumulación emocional y libidinal entre directora e intérprete-, las artistas emprenden un viaje al mar con la creencia absurda de que todo sería en pos del arte. Compartieron dos días de experimentación profunda que difuminaría todo límite preconcebido entre realidad y ficción.

13510837_1702591889958147_5637343497251318530_nInspirada en un cuento que Arena había escrito, la obra exploraba la obsesión de una mujer con el rojo, luego de descubrir que todos los demás colores eran mentira, y que la llevaría irremediablemente a destrozar su propio cráneo contra la pared: “Empezamos a hacer otro tipo de investigación, hacia los extremos físicos y emocionales, nos metimos en un extremo de intimidad. Empezamos a obsesionarnos con la muerte de Victoria, yo quería verla a ella bailar la muerte, quería que ella exprese su sexualidad reprimida, que vaya a su propio extremo, a lugares que no conocía y que yo veía en potencia en ella”, recuerda Belén.

Lo que ninguna de las dos pudo prever es que Victoria iba abandonando el terreno de la ficción para materializarse en una criatura híbrida que encarnaba realidad y fantasía. Fueron 48 horas extremas en que Belén y la intérprete irían del amor intenso a la nada y que arrojarían a la directora a experimentar una obsesión similar a la de su propia creación. “Cuando volví estaba muy confundida, tenia el olor de ella en mi ropa, sentía que había sido real lo que pasó entre nosotras. Pero ella después me dijo que Victoria había muerto en la playa, que ella había estado poseída por ese personaje y que no se podía involucrar sentimentalmente con una mujer.”

El estallido final trascendió toda causa -¿heteronorma?, ¿confusión? ¿simple y llano desamor?- y sumergió todo en dolor ¿Cómo volver de ese punto de inflexión? Belén Arena escribió. Y escribió. Y siguió escribiendo durante un mes errático que incluyó psicofármacos, intentos de suicidio y un cóctel de emociones bastante pesado para soportar en 30 días. Nacía así MDSV, crudo registro de su laberinto emocional. “En un principio fue la desesperación, la confusión y la locura entre la ficción y la realidad, sentía que estaba loca y que tenía que terminar con eso porque no lo podía soportar. Escribiendo, vomitándolo, materializándolo sentí que algo tenia sentido, que era por lo menos contarlo aunque yo no lo entendiera. Eso me salvó durante algún tiempo.»

«Después llegué a un cierto estado de normalidad que me generó aburrimiento y de repente me sentí mediocre, y  después egocéntrica… y bueno, pasé por todo ese circuito. En un momento fue ya como una rendición.” La última página de MDVS -que luego sería la introducción– se escribió después de una madrugada de excesos en un tugurio de Almagro. “Después le entregué el libro a ella y me fui.”

“Solamente con vivirlo no alcanza”
Invito al público a la escena para que me vean sola en las butacas, ofrezco mi cuerpo en el banquete que es la lectura viva de este diario, el relato de mi alma consumida por haber amado a Victoria, y la creencia absurda de que todo esto sería en pos del arte.

No puedo sino detenerme en el filo de esa frase y preguntarme si, después de todo el camino artístico recorrido, al final fue todo en pos del arte: “En el momento que hice la performance sentí que estaba dedicada a ella, fue todo absolutamente real. La tenía enfrente, entre los espectadores, y le dediqué absolutamente todos los textos. Para mí fue de una realidad un poco insostenible por eso fue una performance única, ese 28 de junio. Estuve un año sin hacer la obra y volví a montarla una vez que pude distanciarme y sentir que, efectivamente, fue en pos del arte. Pero eso es una decisión. Qué contar y cómo es una decisión artística, pero lo más importante es vivirlo y vivir para contarlo.”
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Es posible trazar una continuidad conceptual entre las obras que crea y lleva a escena, que responde a búsquedas personales que la inquietan de niña: la intimidad, la realidad-ficción, la vida y la muerte son cuestiones que de una manera u otra aparecen también en 12 encuentros acausalesMuerte en abril. “Si bien creo que la pasión se labura y que es un camino artístico, me parece que si no estás atravesado por la pasión cotidianamente en tu vida, no tenés nada para contar ni decir. Yo lamentablemente vivo como hago las obras… los extremos, el amor y la muerte son temas que me atraviesan a diario. Uno no puede escapar -ni debe- de esa pulsión. Hay que tener la responsabilidad de vivirlo, de trabajarlo y luego de decirlo, compartirlo, mostrarlo y darlo al público. Solamente con vivirlo no alcanza.”

Belén asegura que la obra está más cerca de la performance que del teatro, para ser más precisos: “es la puesta en escena de un diario”. En este sentido, a la autora le interesa enunciar que se está en un teatro y no en un espacio de ficción, y pautar los cambios entre el realismo y las evocaciones ficcionales abiertamente frente al espectador. En este sentido, eligió intercambiar el lugar usual que ocupa el público, posicionándose las intérpretes en las butacas del teatro.

Si bien sucede de manera tangencial, incomodar o descolocar al público frente a lo predecible no es una inquietud que Arena persiga. Más bien le interesa la realidad cruda que la acerca al espectador de la manera más sincera, funcional y directa posible. “Yo creo que al ser tan única la historia y al hundirse tanto en lo personal termina siendo universal. Creo que todos tenemos las mismas lógicas extremas, entonces toca la fibra de los mecanismos del amor y de lo ridículos que podemos llegar a ser por nuestras propias convicciones.”

Belén Arena tuvo una formación muy intensa como bailarina. Pablo Rotemberg y Marina Otero, dos de sus referentes artísticos, fueron canalizando sus diversas búsquedas en el campo performático. Se retiró de la danza cuando sintió que su cuerpo envejecía y comenzó a transitar otra forma de decir, otro registro de sensibilidad. “Ahora siento que volví a la danza, que es mi terreno más fuerte, pero a mí no me alcanza: necesito también decir, necesito la palabra directa hacia el público.”

La artista estará presentando MDSV el viernes 2 de septiembre a las 21 hs. El evento es en Documenta/Escénicas, espacio que durante toda la semana propone actividades en el marco de LODO, plataforma que estimula y propicia teatro, danza y performance con lenguajes propios, radicales, emergentes, territoriales y contextuales. “LODO fue mi puntapié y me encanta hacer este viaje con ellos, porque me dieron el primer espacio para hacer MDSV, me apoyaron un montón y de hecho co-produjeron la obra. Me gustaría que gire lo más que se pueda, estamos muy contentas de ir a Córdoba porque nunca había llevado una obra mía allá”, concluye.

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Belén Arena fue noticia ayer a raíz del maltrato que sufrió en un bar de la Capital, cuando fue discriminada junto a otra mujer por su orientación sexual. Desde La Tinta repudiamos el accionar retrógrado y homófobico del que fueron víctimas, situación que continúa siendo, lamentablemente, usual en nuestra sociedad.

Fotografía: Laura Korinfeld

 

Mis días sin Victoria. Texto: Belén Arena Performers: Belén Arena y Fiorella Álvarez Vleminchx Asistencia en escena: Gabriela De León Speranza Asistencia Creativa: Fiorella Álvarez Vleminchx Diseño de iluminación: Matías Kedak Producción: Azul Masseilot – Belén Coluccio Supervisión Artística: Marina Quesada Colaboración en dirección y puesta en escena: Marina Otero Dirección: Belén Arena

Palabras claves: Belén Arena, danza, Documenta/Escénicas, LODO, Mis días sin Victoria, performance, Teatro

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